Madrid.- Liberado ya del "miedo" que ha gobernado su vida últimamente, el humorista José Mota regresa mañana a La 1 con sus clásicos personajes de ambiente rural, como El Tío La Vara o la Blasa, a través de los cuales quiere seguir reivindicando "esos valores de la tierra que esconden una filosofía maravillosa".
El ex componente de Cruz y Raya confirma que vive una de las mejores etapas profesionales de su vida, "con un trabajo bastante personal, diferente al que hacía antes", y que los televidentes le siguen refrendando: su especial de Nochevieja fue visto por 4,7 millones, el 39,4% de la cuota de audiencia.
Ahora vuelve con "La hora de José Mota", espacio líder de los viernes en su emisión del pasado año y punto de inflexión en la carrera de este cómico tras la separación de Cruz y Raya, que reconoce en un encuentro con periodistas que le preocupan las audiencias, pero matiza que no le obsesionan.
Sí remarca su satisfacción por haber llegado a más público cuando está siendo él mismo, "liberado del miedo" que -dice- ha gobernado su vida, algo que le había "bloqueado" y no quiere que suceda más.
Sólo se marca a sí mismo algunos límites - "siempre me ha espantado hacer humor sobre las cuestiones personales de los imitados o donde haya sufrimiento"-, y asegura que por parte de TVE "nunca ha venido nadie a decirnos que retirásemos determinada parodia".
En la segunda temporada de "La hora de José Mota", el humorista y sus colaboradores habituales (Xavier Deltell, Goyo Jiménez, Paco Collado, Jaime Ordóñez) retoman las peripecias de El Tío La Vara, La Blasa, El Capitán Fanegas y El Aberroncho, e incorporan a otros como Belisario Cazuelas y el Maestro Cansaliebres.
Cuando se le pregunta por esas referencias rurales que envuelven muchas de sus parodias, José Mota saca a relucir su orgullo manchego y explica: "Quiero seguir reivindicando que detrás de lo rural se esconde una filosofía maravillosa, denostada durante mucho tiempo, y que cuenta con una retranca humorística, un cinismo y una ironía geniales".
Mota, nacido hace 44 años en Montiel (Ciudad Real), tiene claro que "un paleto es quien renuncia de sus orígenes, porque es un acomplejado", y apunta que en los pueblos "hay gentes que esconden una filosofía maravillosa, que por ejemplo Pedro Almodóvar ha entendido muy bien".
En su regreso a TVE ha retirado algunos personajes -"nunca sabes cuándo se van a empezar a quemar y la gente sólo te relacionará con ellos"- y apuesta por nuevas tiras, como una dedicada a Al Pacino y otra a "El cansino histórico" o cómo se pasa "del amor al odio en 15 segundos".
El ex componente de Cruz y Raya -dúo con el que debutó en TVE en 1989 parodiando una radiofórmula- ve un futuro cambiante en el humor televisivo cuando se acerca el apagón analógico: "Ya ocurre en internet, donde prima la inmediatez sobre la calidad de imagen, y la televisión que viene será la de las ideas sobre la forma, lo que fomentará la creatividad".
En cualquier caso, y en cualquiera de sus formas, siempre será un género importante en televisión, "porque es terapéutico", apunta Mota, quien, salvo con los temas de salud, apela a hacer humor con todo, diariamente, recordando una frase de Woody Allen: "Tragedia más tiempo, llega a ser comedia".
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