Julian Schnabel, a vueltas con lo inmortal, lo presente, Dante y Johnnie Depp

  • Hacía tiempo que el polifacético y extravagante Julian Schnabel no pasaba por San Sebastián, en el norte de España, ciudad a la que ya no le une su relación con la vasca Olatz López Garmendia pero donde se ha reencontrado con el surf, la comida, el cine, y en la que adelanta que en su nuevo proyecto Johnnie Depp será Dante Alighieri.

Mateo Sancho Cardiel

San Sebastián (España), 21 sep.- Hacía tiempo que el polifacético y extravagante Julian Schnabel no pasaba por San Sebastián, en el norte de España, ciudad a la que ya no le une su relación con la vasca Olatz López Garmendia pero donde se ha reencontrado con el surf, la comida, el cine, y en la que adelanta que en su nuevo proyecto Johnnie Depp será Dante Alighieri.

"In the Hand of Dante" es la novela con la que su amigo Depp -que hacía un doble cameo en "Antes que anochezca"- le ha tentado para volver al cine y en ella interpretará no solo al escritor florentino que convirtió el mundo en un carrusel infernal en "La divina comedia", sino también al escritor de la propia novela, Nick Tosches.

Todo ello pasado por el tamiz de Schnabel, que la considera "una historia apasionante sobre la inmortalidad" y quien tiene sus tiempos de artista: "No quiero empezar a rodar hasta dentro de dos años", afirma en una entrevista con Efe.

Hablar media hora con este artista es como ser invitado a una pequeña parte de su mundo caótico. Prefiere tirarse en el suelo de la terraza del Hotel Maria Cristina de San Sebastián, vestido en un mono de pintor de brocha gorda y respondiendo llamadas con un smartphone al que ha conectado un auricular de teléfono "vintage" morado.

Pero en los pocos momentos de concentración, es capaz de ser generoso y dar sensación de intimidad. "Mi padre me solía llevar a la casa de mis tíos y me señalaba un poste de teléfono. 'ese es el futuro y detrás está el pasado'. Yo sentía como si estuviera en ninguna parte, como si no existiera, y me obsesioné con el presente", explica.

"Si ves hoy un cuadro de Caravaggio, te transporta automáticamente a su presente y eso es lo que quiero hacer yo: pintar mi presente, porque solo los artistas podemos parar el tiempo", continua mientras se despista porque pasa una camarera con las piernas al aire y saluda a Sarah Polley que pasaba por allí.

Esas instantáneas de su hoy se acumulan las unas sobre las otras de manera inevitable. "Cada vez que haces algo nuevo se hace crítico de lo viejo, intenta superarlo", explica, aunque le encanta ver sus viejos cuadros. "Los miro mucho y hay momentos en los que cuestiono algo: no sé si a mí mismo o a mi personaje", reflexiona.

Pero, en cualquier caso, disfruta con la creación, porque "es una oportunidad, no una tiranía. Busco una epifanía que está más allá del lenguaje y de la lógica", asegura.

Empezó un guión de "El perfume", de Patrick Suskind, pero nunca se rodó. Luego, en cambio, reutiliza algunas ideas cotidianas. "El efecto de las montañas que iban hacia atrás en 'La escafandra y la mariposa' lo descubrí porque mi vídeo se rebobinaba solo... las cosas se acaban colocando de una manera entre aleatoria y siguiendo tus deseos", reconoce este ser totalmente anárquico.

"La gente se pone muy celosa porque la gente no suele decir lo que piensa, porque si lo hacen los despiden de sus trabajos, les da miedo o incluso pueden acabar en la cárcel. Yo tengo el privilegio de hacer lo que quiero, quizá porque mi trabajo no es político", confiesa.

De hecho define su trabajo como el de "un detective de la realidad. Voy buscando la belleza en los pequeños detalles". En San Sebastián ha venido, además de a surfear con sus amigos, a mostrar al público español su película políticamente más comprometida, "Miral", que estrenada en la Mostra de Venecia de 2010, no ha encontrado distribución.

"Estoy contento de volver a San Sebastián y quería enseñar la película al público español. En marzo la enseñamos en la asamblea general de las Naciones Unidas y mañana miércoles se verá en Bruselas en el Parlamento Europeo", asegura.

Julian Schnabel, de sangre judía, busca el punto de vista de una periodista palestina de la que se enamoró, Rula Jebreal, y que en "Miral" interpreta Freida Pinto.

"Jebreal, como ya hizo Olatz en 'Antes que anochezca', me ha ayudado a quitarme mi mirada de turista sobre lo que estoy contando", asegura Schnabel, uno de los artistas más importantes del siglo XX y que ha presentado recientemente una exposición de Polaroids en el Centro Niemeyer de Avilés.

Y con su vuelta a San Sebastián, el festival recupera a uno de sus mejores relaciones públicas, por mucho que él lo niegue. "Frances McDormand había escuchado del festival buenas cosas y no por mí. Jessica Lange, Robert de Niro, Sean Penn... no creo que nadie que haya venido aquí haya pasado un mal rato", concluye.

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