La caída mortal de Murillo vuelve al Museo de Cádiz

  • Murillo murió en 1682, meses después de sufrir una caída desde un andamio cuando pintaba el políptico del retablo mayor del convento de los capuchinos en Cádiz, una escena que 200 años más tarde inmortalizó el sevillano Manuel Cabral Aguado Bejarano en un cuadro que ahora, restaurado, ve la luz.

Cádiz, 20 may.- Murillo murió en 1682, meses después de sufrir una caída desde un andamio cuando pintaba el políptico del retablo mayor del convento de los capuchinos en Cádiz, una escena que 200 años más tarde inmortalizó el sevillano Manuel Cabral Aguado Bejarano en un cuadro que ahora, restaurado, ve la luz.

"La caída mortal de Murillo" es el título de este cuadro, un lienzo que, tras un profundo trabajo de restauración a cargo de la Asociación de Amigos del Museo de Cádiz, ha quedado expuesto en esta institución, junto a "Los desposorios místicos de Santa Catalina", el gran lienzo que el maestro del barroco estaba pintando cuando resbaló y cayó, en un accidente que le llevó a una muerte lenta.

La obra del sevillano Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891) fue realizada para participar en un concurso que en 1891 convocó la Academia de Bellas Artes de Cádiz para conmemorar la fatal caída de Murillo cuando pintaba el lienzo central del retablo mayor de la iglesia del convento de los capuchinos de Cádiz.

El primer premio de este concurso fue otorgado a una composición realizada por Alejandro Ferrant, conservada actualmente en el Museo de Cádiz, y se conocen otras dos versiones, la de José Marcelo Contreras, de la colección Bellver de Sevilla y la que ahora se presenta recuperada de Manuel Cabral.

Según explica el historiador Lorenzo Alonso de la Sierra, aunque hoy en día se piensa que aquella fatal caída ocurrió en el estudio sevillano de Murillo, la tradición prefería situarla en la misma iglesia, y así quiso reflejarlo en su obra el pintor sevillano.

"La posibilidad de que el propio Murillo, que alcanzaba a mediados del siglo XIX la cúspide de su fama, hubiese sufrido el accidente que le costó la vida en la ciudad de Cádiz constituía un hecho merecedor de quedar reflejado en las habituales propuestas de la Academia a los pintores", explica el historiador.

Hijo y hermano de pintores, Manuel Cabral recibió gran importancia en su formación de su padre, Antonio Cabral, uno de los más grandes creadores del romanticismo pictórico sevillano.

Pintor de una especial capacidad descriptiva y que por su prestigio fue nombrado pintor honorario de la cámara de la reina Isabel II, Manuel Cabral se dedicó especialmente a reflejar la vida cotidiana y costumbres populares de la Sevilla decimonónica.

Apenas cultivó el género histórico, lo que da un especial valor a la obra "La caída mortal de Murillo", una obra en la que recrea el momento en el que el pintor es asistido por los frailes, tras caer cuando se procedía a izar el lienzo "Los Desposorios de Santa Catalina" al retablo mayor del templo conventual capuchino.

Con una cuidada composición de ambiente teatral, la obra muestra un inteligente guiño velazqueño, al evocar tanto en la disposición de los personajes centrales como en la puerta que se abre en la zona posterior, recursos claramente derivados de Las Meninas, según recuerda el historiador.

El cuadro, que estaba en los almacenes del Museo de Cádiz desde su fundación, en la segunda mitad del siglo XIX, sufría un gran deterioro, del que se ha recuperado para exhibirse en la sala "El pleno barroco. Murillo".

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