La diva del Art déco, Tamara de Lempicka, ambienta París

  • La Pinacoteca de París repasa el Art déco con una retrospectiva de la artista Tamara de Lempicka, icono transgresor y controvertido de este movimiento, que experimentó su edad dorada entre 1920 y 1930, coincidiendo, precisamente, con el esplendor y el declive de la pintora polaca.

Laura Bayarri

París, 20 abr.- La Pinacoteca de París repasa el Art déco con una retrospectiva de la artista Tamara de Lempicka, icono transgresor y controvertido de este movimiento, que experimentó su edad dorada entre 1920 y 1930, coincidiendo, precisamente, con el esplendor y el declive de la pintora polaca.

"Tamara de Lempicka, la reina del Art déco", que se exhibirá hasta el próximo 8 de septiembre, es una de las colecciones más completas mostradas hasta el momento, por la abundancia y calidad de lienzos, algunos de ellos inéditos.

La exposición presenta el erotismo de la "garçone", una mujer moderna de pelo corto que fuma, participa en carreras de coches y gestiona personalmente sus negocios, que es el epicentro de las obras de la artista.

"De Lempicka manifiesta su sexualidad, proclamando abiertamente su gusto por las mujeres y expresando su bisexualidad, con el objetivo de provocar, subrayar su independencia y reclamar su semejanza con los usos y costumbres masculinos", declara a Efe la comisaria de la exposición, Giora Mori.

Esta voluntad de emancipación coincidió con la de otras mujeres como la cantante Josephine Baker o las actrices Marlene Dietrich y Greta Garbo, las primeras en interpretar secuencias lesbianas, señalan los organizadores.

Su obra se enmarcó también en la locura y frenesí de los "felices años veinte", la década de la ilusión, con la recuperación económica después de la Primera Guerra Mundial, los descubrimientos científicos de Albert Einstein y los neurológicos de Sigmund Freud y con el surrealismo de Picasso y Dalí.

El mundo estaba en plena mutación y Tamara de Lempicka (Varsovia, 1898 - Cuernavaca, México, 1980) desarrolló un estilo libre, ambiguo e inclasificable, acuñado por los críticos del momento como "modernolatria", por su predilección por la novedad y el lujo.

"Es la representante incontestable del Art déco, porque su lenguaje contiene todas las características de este movimiento. Es decorativo, porque es atractivo e inmediatamente reconocible; es internacional, por su origen, desarrollo y difusión y también es moderno, porque toma como referencia los inventos del siglo XX", puntualiza Giora Mori.

De Lempicka tuvo un talento innato para ambientar los lienzos con el espíritu de su tiempo.

Todo combinado con la estética déco, desde el blanco y negro de la fotografía a los gestos exasperados de un cine todavía mudo, pasando por la concepción de diosa liberada que atribuye el grafismo publicitario, alemán y francés, a la mujer, y sin olvidar la sofisticación y elegancia que plasman las primeras revistas de moda como "Femina" o "L'illustration des modes".

Armonizó, además, el lenguaje del arte clásico, con un firme retorno a las formas geométricas, una nueva gramática autónoma, vanguardista y teatral, más próxima al cubismo y a la estética kitsch.

Esta "femme fatale" se consideró una "políglota cosmopolita sin patria": De origen polaco, vivió en Rusia hasta principios de 1918, antes de emigrar a París, donde madurará su vocación.

Fue artísticamente activa en Alemania, Italia, Polonia y Estados Unidos, país al que se exiliará en 1939, presintiendo el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Se divorció de su primer marido y se volvió a casar con un barón húngaro, con el que se trasladó primero a Nueva York y después a Hollywood.

Durante sus primeros años en América, Tamara de Lempika confirmó sus excelentes habilidades comunicativas y utilizó las mismas tácticas que las estrellas del séptimo arte.

Inventó un pasado falso en el que omitió su paso por Rusia, e hizo promoción implícita a su creación artística presentándose ella misma como modelo de elegancia y belleza.

De este modo consiguió ser reclamada y retratada por los fotógrafos de moda más influyentes de la época, como D'Ora, Joffé y Maywald.

Tamara de Lempicka despuntó en todos los dominios del arte, con una evolución de la figura femenina que le hizo imponerse definitivamente como la verdadera reina del Art déco.

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