La Fundación Beyeler presta "Paysage", de Joan Miró, al museo Reina Sofía

  • La colección del museo Reina Sofía se enriquece durante nueve meses gracias a la cesión por parte de la Fundación Beyeler de la pintura "Paysage au coq" (Paisaje con gallo), lienzo realizado en 1927 por Joan Miró que ya cuelga en las paredes del museo.

Madrid, 23 ene.- La colección del museo Reina Sofía se enriquece durante nueve meses gracias a la cesión por parte de la Fundación Beyeler de la pintura "Paysage au coq" (Paisaje con gallo), lienzo realizado en 1927 por Joan Miró que ya cuelga en las paredes del museo.

El Reina Sofía cuenta entre sus fondos con una amplia representación de pinturas de Joan Miró, cincuenta y cinco en total, la mayoría de ellas del último periodo del artista.

Sin embargo, no dispone de muchas pinturas datadas en la segunda mitad de la década de los años veinte y, de ellas, ninguna pertenece al grupo de los "paisajes animados".

Por ello la exhibición de esta pieza es muy interesante en el contexto de las colecciones del propio museo, tanto por tratarse de una obra clave desde el punto de vista artístico e histórico, como por venir a completar una faceta esencial en la trayectoria de Miró hasta ahora no representada en el Reina Sofía.

En 1911, cuando tenía dieciocho años, Miró pasó un periodo de convalecencia en la masía que poseían sus padres en Mont-roig, una población cercana a Tarragona, a la que regresará posteriormente en numerosas ocasiones.

Allí, el contacto directo con la naturaleza iba a determinar la mayor parte de sus creaciones iniciales, sirviendo asimismo como punto de partida para su estilo maduro.

El propio Miró reconocía sus fuertes vínculos con la campiña catalana y sus pobladores casi veinte años después, cuando ya instalado en la capital francesa, aseguraba en una entrevista: "Yo soy mucho más feliz con los agricultores de Mont-roig que (...) entre las duquesas en grandes palacios en París".

El resultado de su proximidad a la tierra y al paisaje catalanes fue la creación de un conjunto de obras, entre las que destaca "La masía" (1921-22, National Gallery of Art, Washington), emblemática pintura considerada como la obra clave del denominado periodo detallista de su autor.

Durante el bienio 1924-1925, la minuciosidad con que Miró parece diseccionar cada uno de los elementos del paisaje y el paisanaje de su país, se transmuta en símbolos próximos a la abstracción, emblemas, a su vez, del nacionalismo catalán.

En 1926, el pintor imprime otro giro a sus representaciones inspiradas en Mont-roig, surgiendo así los denominados "paisajes animados", en los que la técnica surrealista del automatismo desempeña ya un destacado papel.

En estas realizaciones Miró introduce animales que hacen referencia a la vida rural catalana junto a objetos aparentemente extraños. En Paisaje (Paisaje con gallo) se advierten todas las constantes de los "paisajes animados", cuya realización se limita sólo a los años 1926 y 1927, lo que incrementa su interés.

Una escalera que, por efecto de la perspectiva, va estrechándose a medida que se eleva, parece penetrar misteriosamente en el cielo, combinando así terrenidad y misticismo, a la vez que actúa como potente eje de la composición.

El gallo protagonista vuela o canta a la derecha del lienzo, mientras bajo su figura se divisa inscrita la letra "E", en posible alusión a España. El resto de los objetos, una rueda, una nube y algunas piedras diseminadas por la tierra rojiza, proporcionan un aire de alucinación y misterio a la escena.

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