La obra de Tamara Lempicka, la mujer fatal retratista de la jet, llega a Roma

  • Roma.- Las obras de la retratista de la jet internacional, una mujer fatal, de sexualidad ambigua, considerada la reina de la extravagancia se exhiben a partir de mañana en Roma en la muestra "Tamara Lempicka. La reina de lo moderno" con 90 de sus obras, 30 diseños y 20 cuadros de amigos que frecuentó.

Roma.- Las obras de la retratista de la jet internacional, una mujer fatal, de sexualidad ambigua, considerada la reina de la extravagancia se exhiben a partir de mañana en Roma en la muestra "Tamara Lempicka. La reina de lo moderno" con 90 de sus obras, 30 diseños y 20 cuadros de amigos que frecuentó.

Entre las obras provenientes de fondos de museos internacionales y que se exponen en el Vittoriano hasta el 10 de julio, destacan siete cuadros que el actor estadounidense Jack Nicholson regaló en 1984 su entonces novia Angelica Houston, a la que tanto impresionó Tamara.

Descuellan el "Retrato de Andre Gide" o el inquietante "Retrato del Gran duque de Gabriel Constantinovich Romanov", con su cadavérico rostro consumido por la enfermedad que contrasta con el rojo fulgurante de la chaqueta cubierta de medallas y correajes, y que fue uno de los pocos supervivientes de la familia del Zar Nicolás II

La obras, poderosos retratos, voluptuosos desnudos femeninos, que le valieron a Lempicka ser considerada "icono del erotismo", valiosas naturalezas muertas junto a retratos de nobles, ricos y famosos, provienen de museos internacionales europeos y americanos.

Su pintura tiene trazos del constructivismo ruso, futurismo, cubismo, realismo mágico, aunque ha bebido "en las fuentes del clasicismo y del Renacimiento de autores como Boticelli y Carpaccio", dijo su nieta Victoria Lempicka durante la presentación de la muestra a la prensa.

Con esta cosmología pictórica aborda la serie dedicada a su amante "la bella Rafaela" de rotunda desnudez, el procaz retrato de su hija niña "Kizette en rosa", el vanguardista retrato de "El marques de Sommi" o el óleo "Madame M" con su azul metálico que bautizó "azul Tamara".

La mujer fatal, nacida en 1898 (Polonia) con el nombre de Tamara Rosali Gurwilk-Gorska, fue políglota, transgresora, emancipada, derrochadora, tenaz, inconformista y protagonista de amores y desamores bisexuales.

Una mujer moderna ya en los años 20 a 30, crecida entre los fastos zaristas y que a los 17 años, ya casada con Tadeusz Lempicki, llegó a París huyendo de los bolcheviques; donde se formó como artista al lado de Maurice Denise y Amore Lhote.

Se adscribió al art deco, del que fue considerada la mayor representante de ese género pictórico, y desarrolló un estilo enigmático y personal, en donde puso un gran contraste entre las imágenes angulares y los vivos colores.

Tamara estaba convencida de que para un hombre la vida del arte era mucho más fácil y por ello tomó el apellido de su marido.

Después se convirtió en ciudadana del mundo, protagonista de la jet-set internacional a caballo entre Europa y América, donde conoció a su segundo marido el barón Raoul Kuffner, un coleccionista de su obra, que la convirtió en baronesa.

El éxito de su arte anguloso y sensibilidad ambigua fue fulgurante: fue la retratista del bello mundo internacional.

Se hizo famosa entre la burguesía neoyorquina y expuso en varias galerías estadounidenses y europeas. En 1933 viajó temporalmente a Chicago donde trabaja con Willem de Kooning y Georgia O'Keeffe. En 1938 se instalaron en Beverly Hills.

En opinión de la comisaria de la exposición, Gioia Mori, para comprender a Tamara hay que situarse "en el mundo publicitario que muestra a un mujer del futuro, una mujer que fuma, que hace carreras automovilísticas, que gestiona negocios y que actúa sin prejuicios".

"Fue la reina de la modernidad, el automóvil, el pelo corto y el cigarro contribuyen a que Lempicka imite al modelo Garbo, una mujer con glamour que esconde bajo las pestañas una mirada firme y tenaz", aseguró Mori.

Tamara Lempicka siempre vivió de una forma "viril", dominando las situaciones y conquistando el respeto, autonomía e independencia económica y la obra "Mi retrato" ha sido identificado "con la liberación feminista al retratarse con un casco, guantes y al volante de un Bugatti que nunca tuvo", en palabras de la comisaria.

La autora logró hechizar a personajes como Marinetti, D'Anunzio, André Gide, Dali, Greta Grabo, Marlene Dietrich y hasta Andy Warhol, quien fue subyugado por su aspecto moderno.

Hasta a la hora de su muerte en 1980 en Cuernavaca (México) fue particular y siguiendo sus deseos, el artista mexicano Víctor Contreras esparció sus cenizas en la cima del volcán Popocatépetl.

Carmen Postigo

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