La Revolución que deslumbró a César Vallejo

  • El poeta César Vallejo visitó la Unión Soviética en 1931 y dio cuenta de su deslumbramiento en el reportaje "Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin", ahora recuperado en edición del escritor hispano-peruano Fernando Iwasaki, quien ha definido la actitud del poeta de "candor revolucionario".

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 8 jun.- El poeta César Vallejo visitó la Unión Soviética en 1931 y dio cuenta de su deslumbramiento en el reportaje "Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin", ahora recuperado en edición del escritor hispano-peruano Fernando Iwasaki, quien ha definido la actitud del poeta de "candor revolucionario".

"A diferencia de otros escritores invitados por la Unión Soviética, César Vallejo realizó dos viajes a Rusia con sus propios recursos y por lo tanto su testimonio fue libre, sincero e independiente", ha dicho a Efe Iwasaki, encargado de la edición y el prólogo de este libro para una colección de libros de viajes de la sevillana editorial Renacimiento.

Según el prologuista, "Rusia en 1931" es "una suerte de reportaje que el propio Vallejo calificó de 'interpretativo y crítico'" y no había vuelto a editarse en España desde el año en que, precisamente, se instauró la República.

"El valor de aquellos testimonios es doble, -dice Iwasaki- pues además de haber sido escritos por uno de los más grandes poetas del siglo XX, fueron crónicas contemporáneas de los textos sobre la Unión Soviética de Manuel Chaves Nogales, Josep Pla, Miguel Hernández y Julián Zugazagoitia, entre otros autores españoles".

"Rusia en 1931" es "un libro apasionado y al mismo tiempo candoroso, porque, a través de sus páginas, Vallejo saludó la irrupción de un país 'libre del capitalismo', así como el nacimiento de un 'hombre nuevo' liberado de la alienación, que era feliz trabajando y que hasta disfrutaba de una sexualidad plena y diferente alumbrada por la revolución", según el editor.

Para Iwasaki, se trataba de "una fascinación que hechizó a miles de revolucionarios de todo el mundo y que en la España republicana produjo una verdadera moda editorial".

Con capítulos que llevan títulos como "La urbe socialista y la ciudad del porvenir" o "El cinema: Rusia inaugura una nueva era en la pantalla", Vallejo rememora en otro capítulo su asistencia a una tertulia en Leningrado de "escritores bolcheviques", de quienes le llama la atención el aspecto "de pobreza de hombres justos" y que ninguno de ellos padezca el "profesional abandono de bohemios".

"Aunque la clarividencia política del poeta demostró ser más bien nula, no sería justo pasar por alto que reflejaba la conciencia y la sensibilidad de numerosos intelectuales y personas de buena fe, que vivieron durante el primer tercio del siglo XX", matiza Iwasaki en su prólogo.

También ha recordado que Vallejo no trató de instalarse en Rusia sino que volvió a París, "donde malvivía atenazado por el hambre, la pobreza y la enfermedad".

La nueva edición de "Rusia en 1931" conserva las cubiertas originales. Un diseño que recuerda la cartelería revolucionaria, con la imagen de una fábrica con dos enormes chimeneas, inequívoca señal de progreso en aquel periodo, y se basa en la edición que Editora Perú Nuevo publicó en 1959.

Mostrar comentarios