Luis Racionero: "España tiene una dictadura de partidos"

  • El ensayista, escritor y exdirector de la Biblioteca Nacional, Luis Racionero, publica Memorias de un liberal psicodélico, un recorrido por los años 70 de la España de la Transición, la contracultura, el hipismo, las drogas y el orientalismo. Mirando atrás, Racionero compara aquella etapa de cambios con el descontento de los jóvenes españoles de hoy. Nos dice que España necesita reformar la Ley Electoral para que deje de existir la actual "dictadura de partidos".
Luis Racionero publica Memorias de un liberal psicodélico
Luis Racionero publica Memorias de un liberal psicodélico
Vicens Giménez | Fragmento de Portada de Memorias de un liberal psicodélico
Miguel Gómez | aviondepapel.tv

A media tarde, Luis Racionero (Lleida, 1940) se sienta en el sofá de la biblioteca del hotel donde nos reunimos para charlar de su ensayo autobiográfico Memorias de un liberal psicodélico (RBA, 2011). Pero es inevitable pedirle su opinión sobre las concentraciones de los descontentos jóvenes españoles en la Puerta del Sol.

Pero Racionero primero rememora aquellos años 70, donde Barcelona competía con París como cuna de la intelectualidad. Por su libro pasan entonces los mejores literatos latinoamericanos, como Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa. También reaparecen figuras culturales como Salvador Dalí o Josep Pla. O escritores coetáneos como Camilo José Cela y Francisco Umbral.

 

"En los 70, ya no quedaban popes como Unamuno u Ortega y Gasset –dice- y los que pudieron haberlo sido, la clase intelectual tampoco dejó que lo fueran. Por ejemplo, un arquitecto como Boigas, o un pintor como Tapiés o, en la literatura, un tal Molas, nunca quisieron que otros jóvenes les hicieran sombra".

Le preguntamos por qué, en este recorrido memorístico de su libro de ensayo, rescata los años convulsos de la contracultura en Estados Unidos, el hipismo, las drogas o los ilusionantes meses que vieron cómo moría el franquismo y nacía la Transición española. Nos responde que "por qué no"; luego, piensa y afirma que ha escrito el libro porque quiere que aquella época "no muera" en el olvido.

Cuando insistimos si los aires de cambio de la Transición pueden compararse con el descontento de los jóvenes que hoy claman en la puerta del Sol, Racionero se torna tajante. Bebe un poco de agua del vaso que tiene junto a sí y su tono de voz torna de irónico a airado.

"España tiene una dictadura de partidos. En nuestro país no se vota a las personas, porque, si un partido no te acoge en sus listas, no eres nadie. Además, partidos sólo hay dos [PSOE y Partido Popular], el resto no cuenta. Estamos como Cánovas y Sagasta, en la época de la Restauración", dice.

"Los políticos son necesarios. La generación anterior a la mía intentó el anarquismo y no funcionó. Se necesita, por tanto, a los políticos", añade.

 

Pese a la afirmación, Racionero sí es partidario de reformar la actual Ley Electoral, porque, en su opinión, la vigente merma la confianza en la clase política.

El exdirector de la Biblioteca Nacional durante el Gobierno de José María Aznar, también apuesta porque la democracia sea más directa, que se vote más a menudo, por internet, por ejemplo, y "cada mes".

"Los partidos nos preguntan una vez cada cuatro años, para que votemos a quién nos gusta menos. Si esto es una democracia, que baje dios y lo vea. Por eso, entiendo que la gente esté protestando contra estos políticos", sentencia.

En el último capítulo de su libro de ensayo Memorias de un liberal psicodélico, Racionero también enumera el fracaso del comunismo y del nacionalismo. En esos antepenúltimos párrafos, escribe que los únicos que hoy "aguantan el tipo" son los capitalistas liberales (no los neocons, matiza).

A su juicio, los liberales son los únicos que mantienen "el único modelo" de organización social que consigue "mejorar el nivel de vida".

Le preguntamos si se reafirma en estas frases y nos contesta que sí. Sin embargo, avanza en su razonamiento.

"Nadie ha sabido encontrar otro sistema mejor que el capitalismo de mercado. Pues si no tenemos otro, debemos manejarnos con éste, con un sistema mixto de corte social demócrata que aúne capitalismo y Estado de bienestar", finaliza.

O casi. Porque, luego, con ironía apostilla: "Y no hay otro sistema, … de momento. ¡Que lo inventen, si no!"

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