Luis Tosar: “Russell Crowe sería un gran Malamadre”

  • Entrevista a Luis Tosar, el actor de ‘Celda 211’ presenta en Los Ángeles 'También la Lluvia', de Icíar Bollaín.
"También la lluvia" es una película políticamente incómoda, dice el actor Luis Tosar - Efe
"También la lluvia" es una película políticamente incómoda, dice el actor Luis Tosar - Efe
Roberto Arnaz, Los ángeles

Hace no mucho, llegó a temer por su carrera. Tres años después, Luis Tosar ha dejado atrás todas las dudas y se ha convertido en uno de los rostros imprescindibles del cine español. Con su interpretación de Malamadre, un tipo tipo duro, castizo y algo macarra, transformó 'Celda 211' en la película revelación del año pasado. Ayer se presentó en Los Ángeles para mostrar por primera vez en público 'También la Lluvia', de Icíar Bollaín, la cinta seleccionada para representar a España en la próxima ceremonia de los Oscar. Tras conquistar tres Goya, ahora este lucense amante de las películas con mensaje amenaza con llevarse la estatuilla dorada. Sin embargo, Luis prefiere tener los pies en el suelo y no fiarse de la industria del cine, “un negocio muy, muy raro del que no te puedes fiar”.

Ha participado en las tres películas que inicialmente fueron preseleccionadas en España para ir a los Oscar. Usted tiene buen ojo para elegir papeles.

Ojalá [risas]. Son casualidades. La mayoría de las veces decido por intuición, porque me gusta el guión, el personaje o me da confianza la gente que avala la película.

¿Cómo llegó 'También la lluvia'?

Por la admiración que siento hacia Icíar Bollaín, la primera mujer en la historia del cine español que consigue que su película sea seleccionada para los Oscar. Ha creado una historia en la en la que se cuentan dos realidades que tiene mucho que ver: la conquista de América, hace 500 años, y la situación de Latinoamérica hoy en día. Nada ha cambiado en todo este tiempo. Los esquemas se siguen repitiendo.

El camino al Oscar es…

Complicado. Va ser una competencia muy dura. 'Biutifu'l [de Alejandro González Iñarritu y protagonizada por Javier Bardem] será una de las cinco finalistas casi con toda seguridad. Nuestra película es muy valiente, incómoda de ver y muy crítica con el colonialismo, no se como será acogida por los miembros de la academia.

Sea optimista, la estatuilla muchas veces va a parar a cintas de denuncia social.

Sí, los americanos son sorprendentes, capaces de hacer el cine más comercial, sencillo y de consumo rápido que existe, pero también el cine político más crítico. Por eso tampoco me extrañaría que la película fuese muy apreciada. En ocasiones la Academia sorprende con convocatorias absolutamente inesperadas.

¿Se imagina subiendo a recoger el premio?

Me contento con entrar entre las cinco finalistas, aunque sería cojonudo ver en el escenario a Izíar [Bollaín, la directora] y Paul [Laverty, el guionista] recogiendo un Oscar. Como actor es otra historia. Es casi imposible si no estás dentro de la maquinaria de Hollywood. Depende de que alguien se empeñe en que lo ganes.

Así que no se ve trabajando en Hollywood de manera estable.

Mi carrera en Estados Unidos es inexistente. Hice 'Miami Vice' y luego trabajé con Jim Jarmush. Después, las propuestas que he tenido nunca han sido interesantes. Siempre me ofrecían lo mismo, hacer de narco.

Y, ¿qué me dice de Javier Bardem?

Lo suyo ha sido un duro trabajo de sacrificio personal. Ha estado rechazando sistemáticamente un montón de proyectos para poder acceder a los personajes que realmente le interesaban. Hacerse un hueco en Hollywood es muy difícil, pero hablamos de un superdotado de la interpretación. Es poco menos que hablar de Dios: está Javier y luego el resto por ahí haciendo cosillas.

De alguna manera su sello quedará en Hollywood si finalmente se rueda el remake de Celda 211, ¿quién sería un buen Malamadre?

Cuando presentamos la película en Venecia, un productor australiano decía que había que hacer un remake en Estados Unidos con Russell Crowe como Malamadre. El papel le pega, aunque acabará haciéndolo Nicholas Cage, que últimamente lo hace todo [risas].

Con sus últimos éxitos y tres Goya a la espalda, ¿no le faltará trabajo?

La crisis se nota. Ha habido épocas en las que recibía hasta seis guiones al mes. No daba abasto y los tenía apilados encima de la mesa. Ahora, en ocasiones me llegan en estado embrionario, sin un duro para rodarse. Necesitan que un actor se involucre para conseguir la financiación. Antes jamás me pasaba, me empiezan a considerar un valor de producción.

¿Ya ha dicho aquello de puedo vivir del cine sin problemas?

Todavía no. Hace tres años, tuve una época dura. Pasé mucho tiempo sin trabajar y me llegué a plantear si mi carrera iba cuesta abajo. El cine es muy raro, nunca me acabo de fiar de este negocio. Las cosas pueden cambiar muy rápido. Vivo del cine y no me quejo, pero siempre pienso en el plan B.

Y, ¿cuál es?

Una granja, un sitio en el que pueda perder todo el dinero que he ganado en mi vida [risas]. También una productora de cine, otro negocio ruinoso. Si no, siempre puedo volver a hacer de payaso, que es como empecé.

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