Oreja para Dufau de un noble "remiendo" de Cebada Gago en Vic-Fézensac

André Viard

Vic-Fézensac (Francia), 8 jun.- El torero francés Thomas Dufau cortó la única oreja del festejo vespertino celebrado en la ciudad francesa de Vic-Fézensac, en la que los toros franceses de Pages Mailhan fueron la gran decepción.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de Pages Mailhan, noblotes e insulsos salvo el violento cuarto, y dos -el quinto como sobrero y el sexto como "remiendo"- de Cebada Gago, descastado uno; y noble el otro.

Jesús Martínez "Morenito de Aranda", palmas y silencio.

Joselito Adame, palmas y silencio.

Thomas Dufau, ovación y oreja.

La plaza se llenó en tarde soleada.

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DECEPCIONANTE CORRIDA

Muy esperada después de que las espectaculares imágenes de su desenjaule, difundidas por las redes sociales, la corrida francesa de Pages Mailhan decepciono por su falta de fondo y entrega, aunque, eso si, hubo tres toros nobles que de haber tenido más fuerzas hubieran sido notables.

Pero bien se sabe que en esta ganadería los toros se crían a hierba, sin nada de pienso, y que en estas circunstancias lidiarlos antes de que haya pasado la primavera es muy atrevido. En julio y agosto, lucen la fuerza que les da la marisma; antes se desfondan muy pronto.

Morenito tuvo en primer lugar un toro que apenas tuvo celo, por lo que pronto se vino abajo. El torero burgalés lo intentó todo, pero no hubo posibilidad de lucimiento. El cuarto fue el garbanzo negro de la corrida francesa: violento, haciendo sonar estribos, con más genio que bravura, nunca pasó en la muleta de Morenito.

El primero de Adame fue devuelto por cojo, se corrió turno, y este segundo bis, fue también un toro noble con escaso poder. Adame lo templó muy bien, sacándole todo el partido posible, con buen gusto pero sin levantar emoción. El quinto fue un sobrero de Cebada, violento y descompuesto en sus embestidas. Adame hizo el esfuerzo, lo metió en la muleta, pero tuvo que desistir.

Bueno de salida fue el tercero y Dufau lo toreó muy bien de capote, antes de que el toro se fuera a menos en varas. Llegó a la muleta con clase pero escaso poder. El francés le sacó muletazos templados.

El último, de Cebada, cabeceó en el peto pero tuvo calidad en la muleta antes de acabar "rajándose". Dufau, muy serio, no le perdonó ni una embestida, firme y puesto. Mató a capón de un espadazo letal, y le dieron la única oreja de la tarde.