Ovaciones para Viriato y Carreiro en una aburrida tarde en Las Ventas

  • Dos ovaciones, una para el colombiano Juan Viriato y otra para el debutante José Antonio Carreiro fue el escaso balance artístico de la novillada celebrada hoy en la plaza de toros madrileña de Las Ventas.

Javier López

Madrid, 17 ago.- Dos ovaciones, una para el colombiano Juan Viriato y otra para el debutante José Antonio Carreiro fue el escaso balance artístico de la novillada celebrada hoy en la plaza de toros madrileña de Las Ventas.

FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de Manuel Caro Andrade, hierro que tomó hoy antigüedad, excelentemente presentados y de poco juego. Solamente destacó el buen pitón derecho del tercero. Soso y apagado, el primero; brusco y sin clase, el segundo; orientados, cuarto y sexo; y parado el quinto.

Fran Gómez: casi entera perpendicular y atravesada, y descabello (silencio); y dos pinchazos y casi entera atravesada

Juan Viriato: media (silencio tras aviso); y pinchazo, media atravesada y dos descabellos (ovación tras aviso).

José Antonio Carreiro: estocada trasera y caída, media caída y descabello (silencio tras aviso); y dos pinchazos, estocada atravesada y descabello (ovación).

En cuadrillas, Juan Gil destacó picando al cuarto.

En la enfermería fue asistido Juan Viriato de "puntazo con hematoma en tercio distal, cara interna del muslo derecho, de pronóstico leve".

Incidencias: Juan Viriato hizo el paseíllo ataviado con una bandera de Colombia con el mensaje "Fuerza Novilleros", en apoyo a sus compatriotas, en huelga de hambre indefinida en los aledaños del coso de La Santamaría de Bogotá, un gesto para defender la Fiesta en la capital colombiana, prohibida desde 2012.

La plaza tuvo algo menos de un cuarto de entrada en tarde calurosa.

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LA MADUREZ DE VIRIATO

No hubo mucha tela para cortar en la novillada dominical en Las Ventas, una tarde que se resolvió con dos ovaciones, la de mayor peso, la que le dedicaron al colombiano Juan Viriato, al que se le nota que ha madurado y que ha cogido oficio a pesar de las pocas oportunidades que ha disfrutado.

Dejó buena imagen en su primero, novillo berreón y que, pese a moverse, pegaba un tornillazo al final de cada muletazo fruto de su poca clase y manifiesta brusquedad. Viriato anduvo decidido en todo momento, y así logró algunos muletazos aislados que hacen adivinar un buen concepto en él, aunque la faena no llegara a calentar. Al final cobró una voltereta, por fortuna, sin consecuencias.

Al quinto le costaba tomar los engaños, y cuando lo hacía era a empellones y sin entrega. Nuevamente se vio a un Viriato muy firme y capaz en una larga porfía de la que salió airoso por la disposición mostrada en la cara del utrero.

El primero de Fran Gómez fue de largo en las dos varas que tomó, derribando en la primera y saliendo suelto en la segunda. En la muleta aportó poco el novillo, sin descolgar y quedándose cortito por el derecho y "cazando moscas" por el izquierdo. El gaditano anduvo voluntarioso en una labor en la evidenció escaso rodaje, pero que resolvió de manera digna.

El cuarto llevó una lidia desastrosa y eso se notó en el último tercio, donde llegó muy orientado y sin dejarse dar ni un solo pase, haciéndose lo que se dice el amo del ruedo. Gómez, que a punto estuvo de ser arrollado en un proyecto de pendulazo en la apertura, optó por irse a por la espada directamente dada la imposibilidad de armar faena.

Sorprendió el debutante José Antonio Carreiro por la expresión y la pinturería que pretende imprimir en su forma de interpretar el toreo, un concepto muy personal, con el que, sin embargo, no aprovechó del todo a su primero, que tuvo un más que potable pitón derecho, y que se fue al desolladero con las orejas puestas.

Tiene algo especial Carreiro, de eso no hay duda, acompasa muy bien los muletazos con la cintura, pero le faltó someter de verdad a su oponente, tirar de él con largura y por abajo, que era lo que pedía el animal, y no quedarse en los medios y espaciados pases. También debe mejorar con la espada.

El sexto llegó también con la lección aprendida a la muleta fruto de la mala lidia que le dieron, y Carreiro no tuvo otra que coger la espada.

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