París celebra el color con el maestro francés de la fotografía Depardon

  • Por María Luisa Gaspar.

Por María Luisa Gaspar.

París, 17 nov.- El maestro francés de la fotografía Raymond Depardon rezó algunas veces para que "la buena foto" de su reportaje fuese en blanco y negro, según confiesa en una entrevista con Efe, pero hoy y hasta el próximo febrero el Grand Palais de París celebra el color en el conjunto de su obra.

Lo hace con "Un moment si doux", "exposición-revelación en la que más del 80 por ciento de las imágenes son inéditas", explica su comisario, Hervé Chandès, director de la Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo y amigo del artista, con quien colabora desde hace años.

Gracias a Hervé Chandès, que, "efectivamente, me empujó" a darle este enfoque a la exhibición, "es una revelación para mí también, pues como para muchos fotógrafos de prensa de mi generación la gran foto era en blanco y negro", recuerda.

Fue así desde la década de los años 60 al 2000, "una gran foto se hacía en blanco y negro", añade el también monumental cineasta nacido en 1942, sentado junto a las 160 imágenes seleccionadas para la muestra, algunas de ellas hechas hace solo unos meses.

"Era también la escuela de Magnum", lo que no impedía hacer un poco de color, "pero la mayoría éramos muy blanco y negro, y yo dejaba de lado el color", recalca.

Algunas veces "rezaba casi para que la buena foto no la hiciese en color. Sí, es terrible, era como si fuese algo secundario", añade Depardon, quien asegura haber tardado diez años en aprender su oficio, porque "hacen falta al menos 10 o 20 años para ser un buen fotógrafo".

En cuanto al color de las primeras décadas, comenta que la técnica "no estaba muy a punto", había que trabajar con filmes que exigían mucho tiempo de revelado. Los procedimientos no eran los mismos, eran diapositivas, se borraban mucho, y además las agencias enviaban los originales, por lo que perdió así "muchas fotos".

Salvo diferentes momentos de su carrera, en los que voluntariamente, o por encargo, abandonó sus magistrales imágenes en blanco y negro, el color fue secundario para Raymond Depardon hasta sus colaboraciones para la Fundación Cartier, "animado por cierto número de personas", entre ellas su mujer, Claudine Nougaret.

No obstante, en muchos de sus viajes partía también con su cámara de color y a veces "hacía fotos clandestinamente", que sólo mostraba a Hervé Chandès, explica el autor de la foto oficial del presidente socialista, François Hollande, hecha en 2012.

La serie fundadora surgió en la década de los años 70 en América Latina, con sus viajes a Ecuador, Bolivia, Argentina y Chile. Eran fotos "que quizás hacía para mí, como algo personal y sin historia propia", recuerda.

Algunas forman parte desde este jueves de la muestra de toda su obra que propone el Grand Palais, desde sus primeras imágenes, que datan de 1957, cuando tenía 16 y 17 años, hasta hoy.

Dado que "se conoce bien el color en su obra filmada, pero no en la fotográfica", Chandès dijo haber pensado de inmediato en él cuando la Reunión de Museos Nacionales (RMN) invitó a Depardon a hacer una exposición, y el artista le propuso ser su comisario.

Salvo alguna excepción, "el color es la parte secreta de su obra", nunca antes publicada ni expuesta, por lo que esta "es verdaderamente una exposición descubrimiento "que sigue los grandes momentos del color, que aparece, desaparece, vuelve a reaparecer, hasta que retorna con fuerza hacia 2005", comenta el comisario.

Depardon inició de hecho su viaje por el color al mismo tiempo que descubría la foto y la relación con la imagen, cuando fotografió la granja de sus padres antes de irse a París para aprender el oficio de fotógrafo reportero.

Muy joven, trabajaba en color, porque le gustaba y porque se lo pedían para la prensa". Luego lo abandonó para recurrir a él "muy poderosamente" en tres grandes reportajes sobre Chile, en 1971; Beirut, en 1978; y Glasgow, en 1980, indicó Chandès.

En los ochenta, concluyó, un encargo estatal sobre el territorio francés le devolvió a la granja familiar y al color, con el que no volvió ya a emplearse a fondo hasta hace unos años, hacia 2005, en el marco de los proyectos y viajes por el mundo relacionados con su trabajo para Cartier a partir de 1996.

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