Rendición incondicional de Barcelona a una espectacular Lady Gaga

  • La artista triunfó entre sus seguidores, que anoche asistieron a su concierto en el Palau Sant Jordi de la Ciudad Condal. Lady Gaga mostró sus mejores armas y confirmó por qué se ha convertido en una de las cantantes con más pegada del escenario internacional.
Europa Press

Lady Gaga reinó en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante miles de fans y conectó directa, reinvindicativa, el Gaga en estado puro. Sus seguidores se volcaron con la meteórica artista y su 'Monster Ball Tour' sonó sin control en un espectáculo de dos horas que alguien podría pensar que no necesita de controladores porque va solo.

Desde el minuto uno, Lady Gaga jugó sus mejores bazas -puesta en escena, arte y vestuario- para desenfrenar a un público que con 'Telephone' o 'Just Dance' sólo calentó motores para sucumbir con 'Monster', 'Paparazzi' o el descargado 'Bad Romance'.

Las entradas estaban agotadas desde hacía meses y Gaga no defraudó a sus '"pequeños monstruos" de Barcelona y así se lo ha hecho saber, alto y claro, durante todo un 'show' que ella misma describió como la primera opera pop-electro de todos los tiempos.

La Gaga transgresora y la que dice no tener la sensación de parecerse a una cantante de pop perfecta caló con su 'perfomance' y prueba de ello fue su 'Alejandro', enfundada con un provocativo corsé negro y refrendada por su elenco de esculturales bailarines, o con su incansable 'Pokerface' .

Cambios de escenario y colorista y atrevido vestuario -con sus característicos zapatos y plataformas imposibles- se sucedieron canción tras otra en la que no ha faltado el querido piano de Gaga. Primero hizo aparición un teclado dentro un capó de un coche amarillo ambientado en un entorno neoyorquino -su cuna natal- para después tocar 'Speechless' con un piano negro en llamas.

Lady Gaga controló escenario y ritmo y reivindicó su misterioso ascenso. "Bienvenidos al Monster Ball Tour; mi destino es tocar para vosotros", proclamó Gaga, que ha llamado a libertad de cada uno y a dejar atrás miedos o tabués.

El público se entregó y entre sus miles de seguidores se multiplicaron pequeñas réplicas hechas a su imagen y semejanza con gafas coloristas irrepetibles, pelucas rubias y peinados enlatados y vestuario imposible. Aunque para Gaga, con el título de Lady, no lo sea.

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