Ritter se encuentra dolorido, pero satisfecho de su paso por Madrid

Madrid, 24 jun.- El novillero colombiano Sebastián Ritter, herido "menos grave" en la plaza de Las Ventas, se encuentra "dolorido" por el fuerte destrozo muscular que le provocó la cornada, pero también "satisfecho por la actitud mostrada en su doble comparecencia" en la capital de España.

Ritter, que está ingresado en la Clínica de la Fraternidad de Madrid, ha pasado la noche con "muchas molestias, medicado a base de calmantes y antiinflamatorios para aliviar, en parte, los dolores, y sin fiebre, una buena señal ya que significa que la evolución es positiva y no hay infección", informaron a Efe fuentes sanitarias.

En lo anímico -añadieron las fuentes-, el joven torero de Medellín se encuentra "sereno y muy tranquilo", consciente de que su paso por Madrid ha sido "muy positivo" para él, ya que, a pesar de no alcanzar el triunfo, ha dejado muy buen sabor de boca por el valiente concepto que atesora, que lo ha convertido el nombre más destacado de su escalafón en la pasada Feria de San Isidro.

Los médicos aún no se han pronunciado en cuanto a los plazos que deberá guardar ahora Ritter hasta su total recuperación y vuelta a los ruedos, aunque aún permanecerá ingresado "unos días más" antes de recibir en alta, "posiblemente a lo largo de esta semana".

Ritter resultó herido en el transcurso de la faena de muleta a su primer novillo, de la ganadería de Lozano Hermanos, en el mano a mano en el que estaba anunciado ayer con otro de los novilleros destacados de lo que va de temporada en Las Ventas, Rafael Cerro.

El novillo, brusco y violento, no fue nada fácil, pero Ritter, con su consabido estilo valiente, e incluso temerario, le planteó una faena de mucho riesgo, toreando muy en corto y desafiando las continuas coladas y tarascadas que pegaba el animal.

Pero en un descuido, ya en las postrimerías de la faena, el viento le descubrió y el animal le hirió de forma certera en la cara posterior del muslo izquierdo y, aunque se mantuvo en el ruedo con un corbatín a modo de torniquete, una vez que dio cuenta del novillo, pasó por su propio pie a la enfermería, de donde ya no volvió a salir.

Ritter fue operado de "cornada en el muslo izquierdo de dos trayectorias: una de 15 centímetros que le alcanza el fémur, y otra de 10 que produce destrozos en músculos isquiotibiales, de pronóstico menos grave".