Rosa Navarro acaba sus textos para niños con la Biblia y el caballero Zífar

Concha Carrón.

Madrid, 25 nov.- Rosa Navarro se ve a sí misma como "el negro de los clásicos" después de adaptar para niños una colección de clásicos literarios que ahora se cierra, "por culpa de la crisis", con "Las fabulosas aventuras del caballero Zífar", considerada la primera novela española de caballerías, y La Biblia.

Navarro, catedrática de Literatura española y experta en la Edad de Oro, se ha salido por fin con la suya, al permitirle la editorial edebé poner el broche de oro a la colección "Clásicos contados a los niños" con una obra, la del "Caballero Zifar", "completamente desconocida", relata en una entrevista con Efe.

"Desde que empecé a negociar con la editorial los títulos de la colección me empeñé en incluir ésta, pero se resistían por no ser nada conocida", asegura Navarro, quien considera que, ante el fin de la colección, la concesión para adaptar esta novela de caballerías ha sido "un premio a la constancia".

Esta investigadora literaria reconoce que con títulos populares como "El lazarillo" o "El mío Cid" no tuvo problemas, pero con otros menos conocidos sí por el temor de la editorial a que fuesen poco comerciales.

"Las fabulosas aventuras del caballero Zifar" se encuentra entre éstos últimos, al haber sido leído solo "por los especialistas en literatura medieval" a pesar de ser una obra "divertida, potente y con mucho mensaje", de la que bebieron los grandes escritores del siglo XVI, como Santa Teresa de Jesús.

Según Rosa Navarro, esta adaptación era precisa para evitar "que esa maravilla", que forma parte del patrimonio literario español, "se pierda".

Junto a ella cierra la colección, iniciada con la adaptación de "El Quijote", la Biblia, un texto que a esta experta en literatura española le daba "mucho miedo" ante la posibilidad de adentrarse en un "terreno peligroso".

"Es el libro por excelencia, un texto sagrado para los cristianos", señala Navarro, quien se confiesa "agnóstica" y consciente de que, en un caso como éste, cambiar una palabra puede suponer "una herejía".

El resultado final es "satisfactorio", de forma que los creyentes "pueden estar tranquilos" al haberse basado la autora "en los textos sagrados que ellos manejan".

Para los no creyentes, afirma, la Biblia también es "un libro fundamental" sin cuya lectura -dice- "no se entienden montones de piezas musicales, cuadros y obras literarias".

De su adaptación la autora destaca dos hechos: la figura de Jesús en el Nuevo Testamento, "enormemente atractiva" en buena parte por "la inmensa soledad" que trasciende del relato; y el papel de las mujeres que, "a pesar del lugar tan gris que nos han querido dar a lo largo de la historia, siempre están ahí", como en el momento de la muerte o la resurrección de Jesús.

Navarro asegura que en la colección ha ejercido de "negro de los clásicos", al tener que adaptar las obras "sin que ni una sola idea" suya aparezca en los textos, que deben respetar escrupulosamente el original.

Tras adaptar a doce clásicos para niños, en los que no faltan "Platero y yo", "El Lazarillo", "La Eneida", "Las leyendas de Bécquer", "La Odisea" o "Los milagros de nuestra señora", en los dos próximos años se seguirán publicando algunas de estas obras pero en el formato pequeño, más económico.

Del fin de la colección culpa no solo a la crisis, sino también "al conservadurismo" del ser humano, y lamenta que los profesores, en las escuelas, no quieran ampliar la lista de libros de lectura más conocidos, como "El Cid" o "El Quijote", con el resultado de que "siempre se conocen las mismas obras y es imposible aumentar el mercado de nuevos títulos".

"Reconstruimos iglesias y edificios y nos olvidamos de que los libros, si no se leen, se pierden", subraya Navarro, quien recuerda que lleva cuatro décadas como "profesional" de la literatura y asegura que no renuncia, cuando pase la crisis, a retomar esta colección u otra para seguir dando a conocer "un patrimonio al que, de ninguna manera, podemos renunciar".