Seis silencios en un anodino arranque de la Feria de Otoño en Las Ventas

  • Javier López.

Javier López.

Madrid, 4 oct.- Seis silencios fue el escaso balance de la anodina novillada celebrada hoy en Las Ventas, con la que se inauguró la Feria de Otoño.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro novillos de "El Cortijillo" y dos -primero y quinto- de Alcurrucén, bien presentados y deslucidos. El único que "se prestó", el primero, aunque con poco fondo; desrazado y con mal estilo el segundo; manso y deslucido el tercero; basto y sin clase el cuarto; soso el quinto; y complicado el sexto.

Gómez del Pilar: pinchazo y estocada desprendida (silencio); y dos pinchazos y estocada (silencio)

Luis Gerpe: estocada caída (silencio); y dos pinchazos, casi entera tendida y contraria, y dos descabellos (silencio tras aviso).

Gonzalo Caballero: pinchazo, media muy tendida y casi entera (silencio); y estocada (silencio).

La plaza tuvo tres cuartos de entrada en tarde espléndida.

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PRIMERA DE ABURRIMIENTO

El aburrimiento lo inundó todo en la tarde. Una novillada soporífera que aportó muy poco para el lucimiento, pues el que se movió lo hizo sin entrega ni empuje, y el que se paró fue correoso y complicado como pocos. Y así no hay manera humana de llegar a interesar por muchas ganas que pusieran los tres espadas.

Gómez del Pilar salió muy dispuesto en su primero, al que recibió a portagayola, saludó con bonitas verónicas y quitó por templadas chicuelinas.

El novillo, noble aunque soso y sin humillar lo suficiente, sin embargo, fue manejable para la muleta. Del Pilar no acabó de acoplarse en los primeros compases de su labor, despegadito y sin llegar a aprovechar las bonancibles embestidas de su antagonista, que se desplazó con cierto buen aire aunque sin llegar a "romper".

Faena, por tanto, de detalles aislados, mejor con la mano zurda, pero al conjunto le faltó ritmo y continuidad.

Volvió a irse a la puerta de chiqueros a recibir al cuarto, novillo basto y sin casta, con muy mal estilo en varas, y brutote y con la cara a media altura en la muleta.

Del Pilar lo intentó a base de atacarle mucho pero no pudo resolver ante los continuos arreones y tarascadas del astado, que no se dejó pegar ni un pase en condiciones.

El primero de Gerpe hizo cosas feas desde que se hizo presente en el ruedo, muy a su aire en el capote, buscando siempre la huida, sin emplearse en el caballo, esperando en banderillas y sin clase y a menos en el último tercio.

Con semejante "material", Gerpe quiso pero no pudo en una labor digna pero de escaso relieve por el poco empuje del astado, que se prestó algo más por el lado derecho, pues por otro pitón se defendió echando la cara arriba.

Tampoco se prestó el quinto, novillo más escurrido que sus hermanos, que manseó también en varas, y aunque se desplazó en el último tercio, lo hizo siempre frenándose y quedándose cada vez más corto, o lo que es lo mismo, sin aportar prácticamente nada.

Gerpe anduvo afanoso pero no pudo redondear. Los cites, "al hilo" y sin ligar dos muletazos seguidos por el escaso recorrido del novillo, que acabaría también parándose. Hubo, no obstante, algún pase aislado de cierto aroma con la diestra, pero el conjunto no fue a ninguna parte.

El tercero, primero de Gonzalo Caballero, fue novillo incierto en los dos primeros tercios, y que enseguida "cantó" su condición de manso en la muleta, bruto, a la defensiva, sin descolgar y amagando con "rajarse" desde la primera serie.

Bonito comienzo de faena con unos doblones por abajo muy a modo, pero hasta ahí, pues la nula condición del novillo pudo con las ganas y la predisposición del joven espada, que apenas llegó a estructurar faena.

El sexto fue el novillo más complicado del envío, con el que no valían confianzas, pues anduvo siempre al acecho, reponiendo las embestidas y "haciendo hilo" por los dos pitones.

Caballero estuvo lo que se dice "en novillero", con valor, actitud y arriesgando mucho en la distancia corta, pues a la mínima duda podía salir por los aires. Sin embargo fue una porfía que nadie tomó en cuenta, y así, tras la estocada final, recibió un silencio sepulcral, como las otras cinco labores anteriores.

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