Si quieres ir de culto por la vida, apúntate estas películas

  • Con la cartelera llena de superhéroes y títulos comerciales, resulta raro que se cuele en los estrenos una película como 'Le quattro volte'. Aún así, no está sola en esa categoría de cine para amantes del séptimo arte en toda su extensión y/o gente culta que busca algo más que entretenimiento en la sala.
En Le quattro volte el humano dura un episodio
En Le quattro volte el humano dura un episodio
lainformacion.com
M. J. Arias

En verano la cartelera suele tender a la ligereza cargándose de títulos comerciales, de otros de dudosa calidad e, incluso, adelgaza el número de estrenos pasando de los ocho (más, menos) habituales a los tres o cuatro. Aún así, siempre queda un resquicio para que se cuele alguna de esas películas llamadas (que nadie se ofenda) para gente culta o entendidos en cine. Esta semana se estrena Le quattro volte, todo un experimento cinematográfico que se suma a otros títulos interesantes que ya se encuentran en los cines.

Le quattro volte, de Michelangelo Frammartino

El director de esta película italiana que se estrena este viernes ha explicado que el "título procede de un texto que algunos estudiosos atribuyen a Pitágoras y es un recorrido de conocimiento pero sobre todo de interconexión: me interesan el punto de partida y el de llegada, pero sobre todo trabajo en los pasajes entre los distintos estados o etapas". Estas etapas son los episodios por los que atraviesa la historia. Cambia al pastor protagonista del primero por un chivo en el segundo que dejará paso a un abeto y este al carbón. Hombre, animal, vegetal y mineral son sus etapas y protagonistas en una película en la que destaca la ausencia de diálogos e, incluso, música en algunos de sus muchos planos secuencia.

13 asesinos, de Takashi Miike

Han comparado la película de Miike con las mejores de un mito en esto del cine de samuráis como es Akira Kurosawa. La historia se centra en cómo un veterano guerrero recluta a 12 soldados más para combatir a un todopoderoso y malvado señor. Los últimos tres cuartos de hora son pura batalla coreografiada hasta el más mínimo detalle en la que 13 valientes se enfrentan a 200 hombres. Todo un lujo para los aficionados al cine de Kurosawa, de samuráis y, por extensión, del japonés. En el Festival de Sitges 13 asesinos se llevó el premio del público. Miike está considerado como un director de culto y la que se estrenó la pasada semana es un remake de una película de Eiichi Kudo.

Las manos en el aire, de Romain Goupil

Ver cine francés siempre es un plus cuando de ser culto se trata. Las películas venidas del otro lado de los Pirineos (siempre hay excepciones) tienen ese halo de cultura elevada. Las manos en el aire es la visión de la inmigración a través de una niña chechena a la que sus amigos intentan ayudar para que no sea deportada. Compromiso y emotividad a raudales con un trasfondo político muy potente. El morbo está en que una de las protagonistas, Valeria Bruni Tedeschi, es cuñada de Nicolas Sarkozy, promotor de la política de inmigración que rige en Francia desde 2006.

El fin es mi principio, de Jo Baier

Con pasaporte alemán e italiano, El fin es mi principio gira en torno al personaje al que interpreta Bruno Ganz. Un hombre que se enfrenta a la muerte con filosofía. Cuando ve que el final se acerca decide llamar a su hijo para darle unas cuantas lecciones de vida. El vástago es Elio Germano, uno de los actores más de moda en Italia desde que protagonizase Mio fratello é figlio unico. La película está basada en el libro de Tiziano Terzani, autor y protagonista. Es una historia para disfrutar y reflexionar.

El mundo es grande y la felicidad está a la vuelta de la esquina, de Stephan Komandarev

No es muy habitual que el escaso cine búlgaro que se factura en aquel país salga de sus fronteras. Por eso esta película de título tan sugerente tiene un doble valor. Ha triunfado a su paso por festivales de distintos puntos del mundo gracias a una historia plagada de valores universales. Porque todo el mundo ha estado perdido alguna vez y ha buscado su identidad. Eso le pasa al protagonista, Alex, quien sufre un accidente en el exilio y se queda sin memoria. Solo su abuelo –un inmenso Miki Manojlovic– tiene la llave para ayudarle. Un viaje vital el de los protagonistas que envuelve al espectador.

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