Springsteen llega a Europa en plena forma y hace un guiño a los "indignados"

  • Bruce Springsteen ha comenzado hoy en Sevilla (sur) la gira europea de su último disco, "The Wrecking Ball", y lo hizo en plena forma en un concierto en el que atrapó a un público joven y veterano con su rock potente y reivindicativo, que incluyó un homenaje al movimiento social 15M nacido en Madrid hace un año.

Sevilla (España), 13 may.- Bruce Springsteen ha comenzado hoy en Sevilla (sur) la gira europea de su último disco, "The Wrecking Ball", y lo hizo en plena forma en un concierto en el que atrapó a un público joven y veterano con su rock potente y reivindicativo, que incluyó un homenaje al movimiento social 15M nacido en Madrid hace un año.

El músico norteamericano, acompañado de su legendaria "E Street Band", exhibió durante tres horas una desenfrenada actividad para encadenar sin pausa los nuevos temas, con influencias irlandesas y toques de gospel y en los que critica la actuación de los banqueros de Wall Street, y también para recordar históricos éxitos de hace cuarenta años.

Esa longevidad en la escena de Springsteen, de 62 años, que no aparenta, explica la legión de seguidores con más de medio siglo de vida que se dieron cita en el Estadio Olímpico de Sevilla, a los que se unieron veinteañeros embaucados por el poderío roquero de uno de los mitos de la música contemporánea, que también maneja con soltura las baladas.

"The Boss" se mezcló con los asistentes y cumplió lo prometido porque sudó "como un perro" en la actuación después de no parar de bailar y de moverse por el amplio y tradicional escenario de 800 metros cuadrados, coronado con una bandera de Estados Unidos y otra de España y dos pantallas en los extremos, todo ello bajo una temperatura veraniega, de unos 35 grados centígrados.

Vestido de riguroso negro, como el resto del grupo, Springsteen habló en algunos momentos en español en su segunda actuación en Sevilla, la primera fue en 2009, ante los casi 34.000 asistentes al concierto, que no se llenó.

Usó el español para subrayar los "malos tiempos" que han hecho perder "trabajo y casas", asegurar que "nuestro corazón está con vosotros" y recordar al saxofonista "Big Man" Clarence Clemons, fallecido en junio pasado y que ahora sustituye su sobrino Jake Clemons, también enorme de estatura y que no desmerece a su tío.

De su nuevo disco destacó "Death of my hometown", calificada por medios especializados como canción protesta y en la que dice, respecto a los banqueros de Wall Street: "Destruyeron nuestras familias, fábricas y se llevaron nuestras casas, dejaron nuestros cuerpos en la intemperie, los buitres recogieron nuestros huesos".

También gustaron "Shackled and Drawn" y la canción que da título al disco, "The Wrecking Ball", tema que compuso para el Giants Stadiums de New Jersey, la ciudad natal de Springsteen, recinto deportivo en el que tocó antes de ser demolido en 2010.

"Los tiempos difíciles vienen, los tiempos difíciles van", reitera en el estribillo de esta canción, que se ha interpretado como una esperanza a una próxima salida de la crisis por su carácter cíclico.

De las peticiones que le hizo el público con carteles, aceptó "Trapped" y "I'm going down", y fueron muy coreados éxitos como "Waitin'on a sunny day", cuyo estribillo cantó una chiquilla desde el escenario.

El público también agradeció "Dancing in the dark", con otra pequeña bailando en escena, "Born to run" y "She is the one", con los incombustibles Max Weinberg a la batería y Stevie Van Zandt, y su inseparable pañuelo a la cabeza, a la guitarra.

Conocedor como pocos de los secretos del directo ante públicos masivos, acabó con "Tenth Avenue Freeze-out", que recuerda, entre otras cosas, la incorporación a la banda de Clarence Clemons, al que homenajea con un emotivo silencio a mitad de la canción mientras se exhiben imágenes suyas.

Springsteen irá a las ciudades de Las Palmas, Barcelona, San Sebastián y Madrid, y el 31 de julio dará el último de sus 33 conciertos en Europa.

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