Tolerancia sexual y crímenes cortesanos en el ocaso de la China imperial

  • Las memorias de Sir Edmund Trelawny Backhouse, quien vivió casi 50 años en la China de principios del siglo XX, salen a la venta con la promesa de revelar que la famosa Emperatriz Viuda Cixi fue asesinada, y otros detalles de una época que el autor presenta como de gran tolerancia sexual.
SIR EDMUND TRELAWNY BACKHOUSE
SIR EDMUND TRELAWNY BACKHOUSE
Efe
Antonio Broto, Pekín (China) | Efe

Backhouse, quien residió en el país asiático desde 1898 hasta su muerte en 1944, fue un peculiar personaje que por su perfecto conocimiento de la lengua china y sus excepcionales contactos con la corte manchú puede considerarse una suerte de "Marco Polo del siglo XX" cuyas memorias prometen romper con muchos estereotipos.

El libro, titulado "Decadencia Manchú" es, según su editor, Derek Sandhaus, "una fantástica fábula escrita por un encantador autor con un endiablado sentido del humor".

Es también un desafío a los libros de historia, al asegurar que, frente a la creencia habitual de que falleció por muerte natural, Cixi, la emperatriz que ordenó construir el Palacio de Verano, fue asesinada, al igual que el emperador Guangxu, fallecido un día después que ella.

Un elemento importante de Backhouse es su abierta homosexualidad, frente al puritanismo de la época (él se marchó de Inglaterra cuando Oscar Wilde, a quien dio públicamente su apoyo, fue procesado por sodomía), y que en las memorias se refleja en gráficos relatos de sus escarceos sexuales.

"China era, al menos para los hombres, una cultura mucho más liberada sexualmente hace cien años que Occidente en aquellos tiempos", explica Sandhaus.

Intelectuales chinos y manchúes llevaban abiertamente relaciones homosexuales, y gran parte de la vida social de esos círculos giraba alrededor de la Ópera de Pekín, que era inseparable de la prostitución masculina, añade el editor jefe de Earnshaw Books, primera editorial que publica estas memorias.

El alto contenido sexual ha dificultado la publicación del libro en China, bastante más puritana que hace un siglo, pero según Sandhaus, la edición inglesa estará disponible en librerías del país, mientras que la china por ahora sólo se venderá en Hong Kong, como suele ocurrir con libros "sensibles" para la censura comunista.

Otra cuestión en torno al libro son las dudas sobre su veracidad: Backhouse era conocido por su gran imaginación, y las memorias las dictó anciano y enfermo a un médico, por lo que muchos detalles de sus recuerdos podrían haberse magnificado con los años.

Algunos historiadores dudan de la exactitud de este relato, lo que causó que pasara casi 60 años sin salir a la luz fuera de algunas bibliotecas donde se guardaron los originales.

No obstante, el diario hongkonés "South China Morning Post" puntualiza que uno de los grandes críticos de estas memorias, el profesor de la Universidad de Oxford Hugh Trevor-Roper, dio por buenos los presuntos diarios de Adolf Hitler que finalmente resultaron ser falsos."Backhouse es una figura contradictoria, porque al parecer tenía una enorme imaginación, pero no deberíamos rechazarle por eso", señala Sandhaus al respecto.

"Vivió en Pekín durante el periodo que describe, hablaba chino y manchú y tenía un conocimiento de la política y la cultura china que supera en mucho a otros escritos de aquel tiempo", añade, y concluye: "Incluso si lo que cuenta son cotilleos, son cotilleos de fuente bien informada, y en la capital china los chismes suelen estar más cerca de la información real que los informes oficiales".

Backhouse, un superdotado para los idiomas -hablaba también francés, ruso, latín, griego, japonés, mongol...- trabajó como intérprete para los diplomáticos británicos y profesor de Derecho y Literatura en la Universidad Imperial, y evitaba el contacto con otros extranjeros, quizá debido a la mencionada homosexualidad.

Cuentan periodistas ingleses en el Pekín de la época que nadie hablaba chino como él, pero que no era fácil de encontrar: cuando pasaba en su triciclo "rickshaw" cerca de otros foráneos ocultaba su cara, y pedía a sus sirvientes que le avisaran de la cercanía de otros extranjeros para evitarlos al salir de su casa.

Testigo de una tumultuosa época (revoluciones republicanas, invasión japonesa e inicios del comunismo), Backhouse murió en el Hospital Francés de San Miguel de Pekín, y está enterrado en un cementerio católico pequinés, cerca de misioneros jesuitas italianos y españoles.

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