Una muestra explora en Barcelona los "sentidos" de las máquinas

  • Un dispositivo que permite "sentir" a un ser querido que está a kilómetros de distancia, un accesorio de moda que esconde una bomba de insulina y una lámpara de mesa que imita la conducta y las emociones humanas son tres de las piezas que pueden verse en la exposición "Los sentidos de las máquinas".

Rosa Díaz

Barcelona, 10 jul.- Un dispositivo que permite "sentir" a un ser querido que está a kilómetros de distancia, un accesorio de moda que esconde una bomba de insulina y una lámpara de mesa que imita la conducta y las emociones humanas son tres de las piezas que pueden verse en la exposición "Los sentidos de las máquinas".

La nueva producción del Disseny Hub Barcelona, que se expone en el espacio de la calle Montcada hasta el próximo 31 de agosto, explora "la llamada interacción, que no es más que la comunicación entre los humanos y las máquinas", según ha explicado a Efe la comisaria de la muestra, Nuria Díaz.

"Las máquinas son cada vez más inteligentes y tienen más sentidos, eso las hace más sociables y más capaces de comunicarse con nosotros", ha añadido.

Mostrar la cada vez más rica comunicación entre máquinas y humanos y demostrar que las máquinas pueden ser muy humanas es el objetivo de esta exposición que, como no podía ser de otra manera, busca la interacción con el visitante.

El recorrido empieza ante una pantalla gigante donde la gráfica del paro de diferentes países toma la forma de la silueta de los visitantes de la muestra que pasan por delante.

La siguiente sala reúne un grupo de piezas sencillas en las que los espectadores pueden experimentar con diferentes sistemas de sensores, que detectan el calor, la presión o el movimiento.

A lo largo del recorrido, las máquinas van adquiriendo complejidad y su comunicación con el ser humano toma nuevas formas, como demuestra el "Dream Jammies", un pijama que detecta la posición del cuerpo y la temperatura corporal.

El dispositivo colocado en el pijama envía la información al iPhone de la persona elegida, de manera que el receptor sabe si el emisor esta de pie o tumbado y si está tranquilo o inquieto.

"Es una manera de conectar a las parejas que están separadas", según Nuria Díaz, que cree que "las cosas han cambiado" y "si al principio las máquinas nos abordaron y nos desbordaron" ahora "somos los humanos los que estamos tomando protagonismo y adaptando las máquinas a nuestras necesidades y nuestra manera de funcionar".

Otras piezas de la exposición muestran sistemas dotados de gran autonomía y capacidad de procesamiento, "que permiten vislumbrar un futuro en el que las máquinas empiecen a pensar por sí mismas, como en Matrix", según Díaz.

Lo lúdico y lo poético también está presente en la exposición, como demuestra la instalación de videoarte interactivo "Polygon Playground", que tiene forma de iceberg luminoso y permite que hasta 40 personas recorran la superficie activando su sistema sensorial.

"Tenemos prototipos de gente que estudia diseño de la interactividad en diferentes escuelas del mundo, artistas consolidados como Lozano Hemmer y Julius Pop, y proyectos de investigación de diferentes universidades", ha señalado la comisaria.

En este último apartado destaca el proyecto de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona destinado a niños autistas y basado en los efectos terapéuticos de la música.

"Deseamos que las máquinas ayuden a mejorar nuestra vida y nuestro mundo", según ha confesado el comisario general de Disseny Hun Barcelona, Ramón Prat, que cree que "deseamos ese cambio mucho más de lo que en realidad la tecnología es capaz de ofrecernos".

Esta "fascinación" por "las máquinas y tecnologías que creamos nos vincula a los inicios del siglo XX, cuando los futuristas como Marinetti expresaban su fervor por el progreso", según Prat, que se pregunta si no estaremos viviendo un "neofuturismo".

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