Una romería muy salaílla

  • Granada ha cumplido hoy con su patrón, San Cecilio, y con la tradición de subir en romería por las calles empinadas que conducen a la Abadía del Sacromonte, un camino que han recorrido miles de personas a las que en la cima esperaban como recompensa 4.500 salaíllas, mil kilos de habas verdes y bacalao.

María Ruiz

Granada, 1 feb.- Granada ha cumplido hoy con su patrón, San Cecilio, y con la tradición de subir en romería por las calles empinadas que conducen a la Abadía del Sacromonte, un camino que han recorrido miles de personas a las que en la cima esperaban como recompensa 4.500 salaíllas, mil kilos de habas verdes y bacalao.

Las calles que conducen al Sacromonte por el centro de Granada, desde la cima del Albaicín o por las callejuelas encaladas y vestidas de macetas y chumbos, han marcado desde las once de la mañana el camino hacia la Abadía del Sacromonte para cumplir, como cada primer domingo de febrero, con el patrón de Granada.

La romería de San Cecilio ha reunido a miles de granadinos dispuestos a mantener una tradición que suma bailes regionales y reliquias del santo, misa y jolgorio, peregrinación y senderismo.

Los actos oficiales han comenzado poco antes de las doce del mediodía con la llegada de la corporación municipal a la popular Abadía, todo un mirador desde el que disfrutar de bosques y estampas inmortales, donde han sido recibidos por los comisarios sacromontanos.

En el interior de la Abadía, el arzobispo granadino, Javier Martínez, ha oficiado una concurrida misa en honor al patrón de la ciudad con una homilía de cerca de veinte minutos dedicada a "recordar los orígenes sin nostalgia para volver al centro de todo, a la gracia de Dios".

Tras la eucaristía y antes de entregarse al baile y la comida, los asistentes han depositado una ofrenda floral en el altar mayor de la iglesia y se han desplazado hasta las cuevas del Sacromonte, donde han dejado flores en el Horno de San Cecilio y en la capilla de la Virgen de las Santas Cuevas.

La romería de San Cecilio es también la de las colas, las que hay que hacer para entrar al templo, para ver las reliquias del santo, recoger el tradicional tentempié, bajar por las escaleras...

Hasta la Abadía, los granadinos han llegado con impoluto uniforme dominguero, tacones incluidos, o ataviados con bastones y botas de senderista, para rendir devoto tributo al patrón o disfrutar de un sol que, pese a las predicciones meteorológicas que anunciaban hasta nieve, también ha acudido a la romería.

En las inmediaciones de la Abadía del Sacromonte, el Ayuntamiento de Granada ha vuelvo a repartir 5.000 botellines de agua, 4.500 salaíllas, 1.000 kilos de habas y otros 180 de bacalao, productos patrocinados por dos empresas granadinas a los que cada uno suma lo que puede.

"Venimos con cerveza, tortilla del sacromonte, vino por si hacía mucho frío, aceitunas, patatas, unos tomates rajados..." y así Carmen López explicaba uno a uno los platos del banquete que iba a compartir con Manuel, Jesús, María y otros tantos, "que venimos porque lo hacíamos de niños y hay que verse aunque sea sólo para San Cecilio", ha detallado a Efe.

Para amenizar la espera hasta que asoman las salaíllas y los platos de arroz que se venden desde las dos, en las inmediaciones de la Abadía adecuadas para la romería resuena el "Quiero vivir en Granada solamente por oír las campanas de la Vela cuando me voy a dormir" y otras letras tradicionales, que acompasan con bailes flamencos, regionales y folclóricos agrupaciones locales.

Los que suben a la cima del Sacromonte, rezan al patrón de Granada y al regresar se cruzan con los rezagados que inician el camino con el estómago ya calmado en los bares del trayecto y otros intereses quizá algo más paganos.

"Mi abuela dice que siendo de Granada es una pena que nunca haya ido a San Cecilio, así que subo a hacerme un 'selfi' (autofoto) en la Abadía para contentarla", ha explica Miguel Riquelme, acompañado de un nutrido grupo de amigos dispuestos a vivir una romería "salá o picante, pero en buena compañía". EFE

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