Uruguayo Paez Vilaró cumple 90 años pintando y pensando siempre en el futuro

  • El artista uruguayo Carlos Páez Vilaró reveló hoy a Efe que gracias a la pintura y a pensar siempre en el futuro puede cumplir 90 años rodeado de su gente en Casapueblo, el majestuoso hogar que creó en la costa este de Uruguay y que se ha convertido en uno de los reclamos turísticos del país.

Raúl Cortés

Montevideo, 1 nov.- El artista uruguayo Carlos Páez Vilaró reveló hoy a Efe que gracias a la pintura y a pensar siempre en el futuro puede cumplir 90 años rodeado de su gente en Casapueblo, el majestuoso hogar que creó en la costa este de Uruguay y que se ha convertido en uno de los reclamos turísticos del país.

En una entrevista telefónica, el artista explicó que está "perfecto" de salud y que actualmente pinta un mural para la federación uruguaya de rugby, uno de los deportes que practicó en su juventud y que abandonó porque aunque "era muy veloz", se "acobardaba con los golpes" que recibía, bromea.

Socarrón y con una gran lucidez mental, Páez Vilaró aseguró sentirse "muy feliz" con su vida y se rió de las noventa velas que soplará en un pastel que le va a regalar un hotel del balneario de Punta del Este, ubicado a escasos kilómetros de Casapueblo.

"Yo ya no soy un hombre, soy un siglo", afirmó riendo este uruguayo que se define como un "hacedor" por su polifacética obra.

Uno de los secretos de su longevidad y de su buen estado físico -recalca- son precisamente las irrefrenable ganas de hacer cosas.

Este mes, por ejemplo, estuvo en el Complejo Celeste, donde entrena la selección de fútbol del país, para presentar un mural de tres por cuatro metros que pintó para el equipo nacional.

"Estoy siempre con proyectos, para sentirme joven, pensando siempre en el futuro y en que siempre hay una pared para pintar", manifestó a Efe.

Padre de seis hijos de dos matrimonios, Páez Vilaró detalla que cuando uno llega a su edad "es momento para las confesiones frente al espejo, para pedir disculpas frente a los errores cometidos y para festejar algunos logros que uno pudo haber tenido en el camino".

Este viernes Casapueblo espera recibir un millar de visitantes, muchos de ellos familiares y conocidos del pintor, cuando el promedio diario es de entre 300 y 400, apuntó a Efe el gerente del lugar, Gustavo Oliveros.

Situado en la localidad de Punta Ballena, esa casa es una de las obras más impactantes del artista: un fantasioso edificio de curvas infinitas y paredes de un blanco inmaculado que contrasta con el tono intenso de las aguas sobre las que pende en un acantilado en la confluencia del río de la Plata y el océano Atlántico.

Tardó 40 años en construir el emblemático edificio, donde hoy en día se erigen su hogar, un museo y un hotel.

Nacido en Montevideo el 1 de noviembre de 1923 en el seno de una familia acomodada, Páez Vilaró dedicó su vida desde muy joven a hacer lo que más le gusta: experimentar.

Eso le llevó a probar suerte en el ciclismo, en una fábrica, en el cine, la publicidad, la escultura y la arquitectura, además de la pintura.

Pero sobre todo le permitió conocer el motivo central de inspiración de su obra: la cultura de raíz africana que rodea el Carnaval uruguayo, el más largo del planeta.

Se fue a vivir a un "conventillo" (vivienda colectiva) llamado Mediomundo, el populoso Barrio Sur montevideano, para vincularse con ese colectivo a través de su pincel y del tambor, que siguió tocando año tras año en los carnavales uruguayos hasta hace muy poco.

Apasionado de la "negritud", según sus palabras, recorrió luego África pintando murales en lugares tan pintorescos como palacios presidenciales y en coincidencia con el histórico proceso de independencia de aquel continente, al llegar a la segunda mitad del siglo XX.

En 1967 cerró el Festival de Cine de Cannes con un filme documental sobre aquella peripecias titulado "Batouk".

Antes, en 1960 había pintado en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington el mural "Raíces de la paz", considerado entonces el más largo del mundo por sus 162 metros.

En 1972 vivió una de sus experiencias vitales más intensas cuando su hijo Carlos Miguel sobrevivió a la famosa tragedia de los Andes, el accidente aéreo de un equipo de rugby uruguayo que luego fue llevado al cine. Nunca perdió la fe en encontrarlo porque tenía a Dios de "copiloto", recalca una y otra vez.

Devorador de vivencias que le llevaron a conocer a Pablo Picasso, Salvador Dalí, Andy Warhol, Fidel Castro o Brigitte Bardot, Páez Vilaró es uno de los pocos uruguayos que puede vanagloriarse de tener una placa con su nombre en el "Espacio de los Soles", en la calle peatonal Sarandí de Montevideo.

Comparte el privilegio con personalidades como Mario Benedetti, el exfutbolista Alcides Edgardo Ghiggia y la actriz Concepción "China" Zorrilla.

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