Valcárcel reivindica "el destape emocional" frente al "sexo gimnástico"

  • Santa Cruz de Tenerife.- La escritora canaria Rosario Valcárcel culmina con "Sexo, corazón y vida" una trilogía de relatos eróticos en los que, frente "al sexo gimnástico", reivindica "un destape amoroso, íntimo, emocional" y defiende que el sexo "es lo único que nos puede salvar de la angustia, de la agonía y de la muerte".

Valcárcel reivindica "el destape emocional" frente al "sexo gimnástico"
Valcárcel reivindica "el destape emocional" frente al "sexo gimnástico"

Santa Cruz de Tenerife.- La escritora canaria Rosario Valcárcel culmina con "Sexo, corazón y vida" una trilogía de relatos eróticos en los que, frente "al sexo gimnástico", reivindica "un destape amoroso, íntimo, emocional" y defiende que el sexo "es lo único que nos puede salvar de la angustia, de la agonía y de la muerte".

Rosario Valcárcel detalla, en una entrevista a Efe, que con "Sexo, corazón y vida" cierra su trilogía dedicada al erotismo y explica que el título "engloba lo que siempre he querido dar a entender en mi literatura: no hablo sólo de sexo, sino del corazón y de la vida".

La autora de "La peña de la vieja y otros relatos", sus memorias infantiles de la playa de Las Canteras, siempre había escrito relatos eróticos, un camino que ha decidido seguir "porque me siento cómoda".

El primer título "erótico" fue "Del Amor y las Pasiones", en el que trata "una erótica de los sentimientos, de las emociones más que de la carnalidad", y con el segundo, "El séptimo cielo", entró "más en la materia".

"Sexo, corazón y vida", el tercero, es "bastante más movidito" en el terreno sexual y mucho más atrevido, hasta tal punto que un profesor universitario que lo iba a presentar le confesó que no lo podía seguir leyendo porque le parecía en la línea de "La sonrisa vertical".

Sin embargo, Rosario Valcárcel defiende que su erotismo es bastante poético" y tiene una gran influencia del cine clásico, cuando "todo estaba latente y todos esperábamos que se besaran".

"Ahora se ha perdido el misterio, no hay dulzura, no hay acercamiento y las sensaciones que genera el sexo no en los que lo hacen, sino en los que lo ven en el cine. Nos han quitado el goce de los sentidos", lamenta.

Pero en sus narraciones, precisa la autora, domina "la liturgia del sexo" en nueve relatos largos que comienzan con "La noche swinger", cuando "alguien" pasa una velada en un club de intercambio de parejas y vive "toda clase de intensidades y de calores".

Valcárcel cita a Bukowsky, quien definió este tipo de experiencias como "muertos jodiendo a muertos" y apunta que "tiene razón", porque "son actos de huida de la soledad y de la muerte, donde la gente busca como sea el encuentro con los cuerpos. Es algo más profundo de lo que a simple vista parece".

Otro relato está basado en una historia real, la "clásica" de la infidelidad de un hombre casado que se enamora de una inmigrante y la desesperación que le surge por abandonar su casa y su mujer, algo que aborda de forma "irónica", apunta la escritora sin desvelar el final.

La autora del poemario "Las máscaras de Afrodita" afirma también que la sociedad actual "está pidiendo el misterio y la belleza porque la sexualidad ya ni interesa demasiado a los jóvenes, que lo ven tan normal como ir a tomar una copa".

A Valcárcel no le interesa "el sexo por el sexo, sino el enriquecimiento del erotismo que nos salva de la muerte" y apunta que el erotismo del siglo XIX es totalmente distinto al de hoy pero al final, el ser humano vuelve a enriquecerse del clásico.

"Hoy hay libertad, no tabúes, todo es fácil y sin embargo añoramos ese sexo del cine clásico, de la literatura de toda la vida, el que no enseña sino que adivina", aunque también se congratula de que "ya hemos conseguido que no sea pecado".

Ella recuerda cuando se tenía que confesar "por darle la mano a mi novio", así como "la censura, el tabú y el miedo" que vivió en su juventud, y sin embargo, precisa, algo que aún hoy en día "escandaliza" ya se escribía en el antiguo Egipto.

Aunque se mantiene la idea de que la literatura erótica es "terreno masculino y de segunda categoría" pese a obras como "El amante", de Marguerite Duras, de "una dulzura y de una calidez que difícilmente un hombre es capaz de conseguir" simplemente porque "viven el sexo de otra manera, su cuerpo actúa de otra forma".

En cambio, las mujeres "vivimos de ilusiones y el erotismo es parte de los sueños".

"También el amor, que lo inventamos las mujeres y terminamos creyéndolo hasta que un día te despiertas y dices: se me ha roto como un cuento de hadas", asevera.

Rosario Valcárcel, que asegura que en los últimos quince años han aumentado en un 400 por ciento las publicaciones eróticas de escritores occidentales, trabaja actualmente en dos novelas "sin erotismo", una de ellas corta y otra para niños.

Ana Santana

Mostrar comentarios