Valladolid conmemorará el centenario del poeta que siempre se negó a sí mismo

  • Valladolid.- Francisco Pino, el poeta que "siempre se negó a sí mismo" y que hasta su muerte en 2002 concibió la poesía como "un disfrute continuado", en palabras de la escritora Esperanza Ortega, recibirá un homenaje en su Valladolid natal con motivo del centenario de su nacimiento, que se cumple el próximo 18 de enero.

Valladolid conmemorará el centenario del poeta que siempre se negó a sí mismo
Valladolid conmemorará el centenario del poeta que siempre se negó a sí mismo

Valladolid.- Francisco Pino, el poeta que "siempre se negó a sí mismo" y que hasta su muerte en 2002 concibió la poesía como "un disfrute continuado", en palabras de la escritora Esperanza Ortega, recibirá un homenaje en su Valladolid natal con motivo del centenario de su nacimiento, que se cumple el próximo 18 de enero.

Inscrito por los estudiosos dentro de la Generación de 1936, Francisco Pino (1910-2002) "renovó la poesía española y nunca abandonó el vanguardismo en que se instaló, se mantuvo firme: siempre se negó a sí mismo en cada nuevo libro que publicó", ha explicado esta mañana a Efe Esperanza Ortega.

Esta poetisa, profesora de literatura, amiga personal de Pino y uno de los mejores conocedores de su amplia y original obra, ha coordinado la antología titulada "Calamidad hermosa" (Cálamo), editada el año pasado para una colección del rotativo "El Norte de Castilla" y reimpresa ahora para conmemorar el centenario de Pino.

Más de un centenar de composiciones, pertenecientes a una veintena de libros comprendidos entre "Espesa rama" (1946) y "Claro decir" (2002), engrosa ese compendio cuyo lema responde a un verso del poeta y que será presentado el 5 de febrero en la Fundación Segundo y Santiago Montes de la capital vallisoletana.

La antología, según Ortega, responde a una selección de los temas fundamentales que pueblan la "innovadora y creativa" poesía de Pino, abogado y economista de profesión porque "nunca sacó nada de ella, simplemente vivió por y para ella, no como algo melancólico sino como un disfrute continuado, incluso hasta su muerte".

Entre estos "motivos fundamentales" y variopintos figuran el amor, la religión, la muerte, la poesía civil y el paisaje castellano al que tanto amó una persona "que siempre vivió como un poeta: al escribir una carta, en una conversación o al despedirte después de una visita".

"Tenía una potencia impresionante que asustaba hasta los propios estudiosos, por eso tal vez no existan muchos análisis de su obra que siempre escribió sin pensar en otra cosa, como algo que nacía de su propia naturaleza, de su interior", ha agregado la coordinadora de "Calamidad hermosa".

Esa misma naturalidad es la que Esperanza Ortega ha aplicado en el prólogo de esa antología, concebido no como un análisis académico o filológico, sino como una "cariñosa conversación" entre amigos".

Será presentada el próximo 5 de febrero en la Fundación Segundo y Santiago Montes, el mismo lugar donde se puso de largo su último poemario, "El pájaro enjaulado" (2002), donde se proyectará un vídeo sobre su vida y se realizará una lectura pública a cargo de poetas como Fermín Herrero, Carlos Aganzo, Fernando Zamora, Luis Marigómez, César Augusto Ayuso, Francisco Sanz y la propia Esperanza Ortega.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid, Francisco Pino estudió además en Inglaterra y en Francia, y su trayectoria literaria se ha caracterizado por su marginalidad, fuera del circuito comercial, con tiradas muy breves debido a su empeño innovador y vanguardista.

Su trayectoria literaria se inició al término de la Guerra Civil. Militó en los grupos literarios de vanguardia y colaboró en las revistas surrealistas "DDOOSS", "A la buena ventura" y "Meseta".

Más de cuarenta libros conforman su bagaje, donde destacan títulos como "Espesa rama" (1942), "Vuela pluma" (1952), "Cinco preludios" (1966), "Hombre. Canción" (1973), "Algo a Jorge Guillén" (1977), "Siete Silvas" (1981), "Hay más" (1989) y "Syino Sino" (1995).

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