LA CIFRA DE INCENDIOS DE 2016, LA MÁS BAJA DE LA ÚLTIMA DÉCADA

- La superficie calcinada es un 35,3% inferior a la media del decenio. España registró en los 10 primeros meses de este año un total de 2.114 incendios forestales (que arrasaron al menos una hectárea), lo que supone la cifra más baja de la última década, según los datos provisionales proporcionados por las comunidades autónomas al Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Los datos del departamento dirigido por Isabel García Tejerina, a los que tuvo acceso Servimedia, indican que entre enero y octubre de este año se han declarado 8.251 siniestros forestales, de los que 2.114 fueron incendios (con al menos una hectárea calcinada) y 6.137 conatos (con menos de una hectárea quemada).
Se trata de los 10 primeros meses con el menor número de incendios forestales del último decenio, por delante de 2007 (2.638), 2013 (2.764), 2015 (3.120) y 2014 (3.137).
Sin embargo, este año no es el de menor superficie quemada por las llamas, puesto que entre enero y octubre quedaron arrasadas 61.359,92 hectáreas, más que en 2014 (48.050,22), 2008 (48.882,19), 2010 (54.418,92) y 2013 (56.939,19).
La superficie calcinada por los siniestros forestales en 2016 es un 35,3% inferior a la media anual de la última década (que es de 94.767,83 hectáreas) y un 17,7% menor a la de 2015 (74.589,48).
De las hectáreas quemadas este año, que suponen un 0,223% del territorio nacional, un total de 6.256,24 corresponden a vegetación herbácea (pastos y dehesas) y el resto a vegetación leñosa, concretamente 32.153,44 hectáreas de matorral y monte abierto, y 22.950,24 de superficie arbolada.
EL NOROESTE, LA REGIÓN MÁS AFECTADA
El noroeste (Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y las provincias de León y Zamora) concentró un 42,65% de los incendios y conatos forestales en lo que va de año, en tanto que el resto de siniestros se repartieron entre las comunidades interiores (las provincias de las regiones no costeras, salvo León y Zamora), con un 34,25%; el área mediterránea, con un 22,07%, y Canarias, con un 1,02%.
En cuanto a la superficie forestal arrasada por el fuego, un 49,38% pertenece al noroeste; un 23,99% a las comunidades interiores; un 19,70% al área mediterránea, y un 6,92% a Canarias.
La superficie arbolada calcinada se produjo fundamentalmente en el noroeste (48,57%), por delante del área mediterránea (20,63%), las comunidades interiores (15,65%) y Canarias (15,15%).
INGENIEROS DE MONTES
A este respecto, el Colegio de Ingenieros de Montes indicó que esos datos “tranquilizan en cuanto al número de incendios”, pero apuntó que “inquietan por la virulencia y extensión”. “El esfuerzo del colectivo profesional debe basarse en una verdadera gestión forestal sostenible, respaldada por políticas activas y decididas, que permita reducir la vulnerabilidad de los montes a los grandes incendios forestales”, añadió.
La portavoz del Colegio de Ingenieros de Montes, Rosa Planelles, destacó “la ocurrencia de grandes incendios” de este año, que las comunidades más afectadas por los grandes incendios forestales (que superan las 500 hectáreas afectadas) son Galicia y la Comunidad Valenciana, y que la extensión de estos siniestros “presenta una tendencia creciente”.
“La importancia creciente de los incendios que afectan a zonas de interfaz urbano-forestal por su complejidad de gestión, alarma social e impacto mediático producidos, y aquí destacan especialmente los ocurridos en la vertiente mediterránea, con la Comunidad Valenciana a la cabeza”.
En este sentido, explicó que es necesario asumir que no todo el territorio se puede defender de las llamas y que la gestión del riesgo, la protección, la comunicación y la asunción de responsabilidades en los entornos de interfaz urbano-forestal deben plantearse con una mayor implicación de la población.
Además, Planelles subrayó que “el contexto de cambio climático en el que nos encontramos” repercute en los incendios forestales, puesto que el quinto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) identifica como clave para el sur de Europa el creciente riesgo de ocurrencia de incendios forestales como consecuencia de la subida de temperaturas, que generan a su vez el incremento de las sequías y las olas de calor.
“Las cifras de un año como el actual, inferiores en más de un 33% a la media del decenio tanto en número de incendios como en superficies afectadas, no deben desviar nuestra atención de lo que consideramos como tendencia más probable: la ocurrencia de mayor número de grandes incendios forestales con posible afección a zonas de interfaz urbano-forestal”, concluyó.

Mostrar comentarios