LOS CONTAMINANTES QUÍMICOS AMENAZAN LA SALUD DE LOS OSOS POLARES

Los contaminantes orgánicos persistentes (COP), que son sustancias químicas resistentes a la degradación y pueden viajar a largas distancias, amenazan la salud de los osos polares en el Ártico, sobre todo de las crías de esta especie, según un estudio realizado por cinco investigadores pertenecientes a la Universidad de Milán (Italia), la Universidad de Masaryk (República Checa) y el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (España).
Los COP permanecen intactos en el medio ambiente durante largos periodos de tiempo, son bioacumulables (esto es, se incorporan en los tejidos de los seres vivos) y tóxicos para la salud humana y la vida silvestre, y tienen potencial para trasportarse a larga distancia a través del aire, el agua y las especies migratorias, con lo que pueden llegar a regiones en las que nunca se han producido o utilizado.
El estudio, publicado en la revista ‘Environmental Toxicology and Chemistry’, revisa la literatura científica sobre las concentraciones de 19 productos químicos en los niveles más altos de la cadena alimentaria del Ártico (bacalaos, focas y osos polares).
El riesgo de COP en el ambiente ártico es bajo para las focas, pero dos órdenes de magnitud más alto que el umbral de seguridad para los osos polares adultos y tres órdenes de magnitud por encima de ese umbral para los cachorros de oso alimentados con leche contaminada.
En comparación con la década de los 80 del siglo pasado, se ha producido una disminución en el riesgo de los COP debido a medidas de control internacional, que están recogidas en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, firmado en mayo de 2001 y que entró en vigor en 2004 con el fin de proteger la salud humana y el medio ambiente reduciendo o eliminando la producción y el uso de estos contaminantes, así como sus emisiones y liberaciones.
Sin embargo, los investigadores apuntan que la composición de los COP cambian y la contribución de nuevos contaminantes orgánicos persistentes (sobre todo el sulfonato de perfluorooctano) está aumentando.
“Este trabajo es el primer intento de cuantificar el riesgo general de los COP para el ecosistema ártico y de definir una clasificación con el fin de destacar los productos químicos más peligrosos”, apunta Sara Villa, coautora del estudio y miembro del Departamento de Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente de la Universidad de Milán.
Por su parte, Marco Vighi, del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA), indica: “Los resultados demuestran que las medidas de control internacional son eficaces para reducir el riesgo en los ecosistemas. Sin embargo, es fundamental implementar continuamente el control de contaminantes nuevos y emergentes”.

Mostrar comentarios