El Ejército libanés lanzó la semana pasada una ofensiva que consiguió expulsar a Estado Islámico de su última posición en la frontera con Siria, tras un acuerdo de alto al fuego.
El trato incluía que los combatientes de Estado Islámico revelaran dónde habían depositado los restos de soldados libaneses, ha explicado este miércoles el jefe del Ejército de Líbano, Joseph Aoun.
"Tenía dos opciones: seguir luchando y no saber nada del destino de los soldados o ceder y encontrarlos. Sus almas son mi responsabilidad", ha dicho Aoun a la prensa.
Desde que Estado Islámico abandonó el territorio fronterizo, el Ejército libanés ha encontrado diez cuerpos en la zona y pruebas de ADN han confirmado la identidad de seis soldados libaneses, según han señalado medios locales y fuentes gubernamentales.
Los milicianos de Estado Islámico han ocupado territorios de la frontera con Siria durante años y cuando invadieron, aunque por poco tiempo, la localidad de Arsal en 2014, capturaron a diez soldados libaneses, uno de los golpes más duros que ha asestado el conflicto sirio en Líbano.
Las autoridades han señalado que no existen evidencias que confirmen que los seis cuerpos pertenezcan a los soldados que fueron capturados en 2014, pero uno de los restos parece pertenecer a un soldado que podría haber muerto en los últimos enfrentamientos.
De los diez soldados capturados en 2014, se conoce que uno murió poco después a manos de Estado Islámico y el vídeo de su ejecución fue publicado en las redes sociales. Se piensa que otro de ellos se ha unido al grupo yihadista, pero no se conoce su paradero.
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