A los islamistas no les gusta la parodia

  • El humor de un programa de televisión satírico, en el que son parodiados los principales personajes de la actualidad y hasta profetas religiosos, despierta pocas risas entre los islamistas libaneses, suníes y chiíes, que han mostrado su furia contra el espacio.

Kathy Seleme

Beirut, 10 nov.- El humor de un programa de televisión satírico, en el que son parodiados los principales personajes de la actualidad y hasta profetas religiosos, despierta pocas risas entre los islamistas libaneses, suníes y chiíes, que han mostrado su furia contra el espacio.

Al igual que las duras críticas que ha tenido que soportar el humorista Basem Yusef en Egipto -tanto por parte del anterior gobierno islamista como de la actual administración promilitar-, el programa "Basmet Watan", veterano de la parrilla libanesa, vuelve a estar en el disparadero de las miradas integristas.

Cientos de seguidores del grupo chií Hizbulá se manifestaron esta semana en motos en los suburbios de Beirut y ante el ayuntamiento de la ciudad de Baalbeck (este), tras un episodio en el que aparecía imitado su líder, Hasan Nasralá.

Los manifestantes quemaron neumáticos y cerraron las calles y, según algunos medios libaneses, llegaron a agredir a algunos transeúntes, mientras coreaban "Nasralá, Nasralá, no temas nada, tienes a los chiíes que beben sangre".

En el último programa, que emite el canal LBC, el actor que imitaba a Nasralá decía que la presencia de Hizbulá en Siria para ayudar a las fuerzas gubernamentales es "necesaria, legítima y temporal".

"Es imposible que el régimen de Bachar al Asad caiga y que los rebeldes ganen mientras estemos en Siria", se vanagloriaba el trasunto del jeque chií.

Sin embargo, el programa escuece por igual entre las mentes más radicales de cualquier signo.

En la mayor ciudad del norte del Líbano, Trípoli, cientos de jóvenes suníes se manifestaron también esta semana para protestar contra lo que consideran un "atentado contra el profeta Jonás".

En la parodia, se ve a un hombre caminando en el mar después de haber pasado 40 días en el vientre de un gran pez -como le sucedió, según la tradición, al profeta Jonás- y cuya familia al verlo aparecer comienza a dar gritos de alegría.

Al preguntarle cómo logró escapar, el hombre responde "gracias a Catar", en un guiño a la labor mediadora del reino del Golfo en la reciente liberación de una decena de libaneses secuestrados en Siria.

"No es la primera vez que tengo problemas. Ya sucedió antes con Nasralá, con el jeque integrista suní Ahmad Assir o con el patriarca cristiano maronita Nasrala Sfeir", explica a Efe el creador y productor de la emisión, Charbel Jalil.

"En el Líbano no se acepta que se imite a los religiosos", agrega, aunque se cuestiona "por qué solo atacan a Basmer Watan si hay otros programas satíricos"

Jalil asegura que la próxima semana volverá a presentar su programa y que seguirá por esa misma línea.

En 2006, una sátira en el mismo "show" ya provocó la ira de los partidarios de Nasralá, lo que llevó a suspender la emisión casi un mes, si bien Jalil especifica que fue el Gobierno quien decidió detenerla, y no él.

Una de las actrices del programa, Zena Dacach, rechazó comentar con Efe las reacciones producidas por el programa, ya que "se trata de una cosa muy sensible, así que prefiero abstenerme".

"Cada país tiene sus límites, y después de la experiencia del 2006 y de esta última, creo que habrá que respetarlos", agregó, al tiempo que señaló que ella no ha sido amenazada.

Las opiniones ambivalentes alcanzan a la propia audiencia, como le sucede a Hala, una joven universitaria, quien, aunque confiesa que a veces el programa es vulgar, considera que "ha llegado el momento de vivir en un país libre, en el que cada uno pueda expresar su opinión y criticar sin miedo".

Ese mismo debate se produce en las redes sociales, que estos días bullen con opiniones divergentes, entre los que critican a Jalil diciendo que busca provocar divisiones y quienes lo hacen con los seguidores de los líderes integristas.

Un conflicto similar, sin espacio casi para matices, es el que se produce ahora mismo en Egipto en torno a Basem Yusef y su "Al Bernameg", que ha conseguido enfadar a casi todo el mundo con su burla hacia las ideologías antidemocráticas.

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