Activistas denuncian que la nueva ley de salud mental china resulta ineficaz

  • La nueva ley de salud mental en China -en vigor desde el 1 de mayo- se ha quedado lejos de cumplir los estándares de la Unión Europea para proteger los derechos de los enfermos y es "improbable" que pueda solucionar los múltiples casos de internamientos forzosos en psiquiátricos, alertan activistas.

Pekín, 9 may.- La nueva ley de salud mental en China -en vigor desde el 1 de mayo- se ha quedado lejos de cumplir los estándares de la Unión Europea para proteger los derechos de los enfermos y es "improbable" que pueda solucionar los múltiples casos de internamientos forzosos en psiquiátricos, alertan activistas.

Según recoge un comunicado hoy de la organización Chinese Human Right Defenders (CHRD), la nueva legislación sigue permitiendo a "familiares cercanos, trabajadores o la policía" enviar a hospitales psiquiátricos a "sospechosos de sufrir de alguna minusvalía mental y que se hayan provocado daños graves o haya peligro de que lo hagan contra ellos mismos o contra otros".

El problema de ello, explica CHRD, es que la ley falla en definir términos cruciales como "riesgo", "daño" y "grave" que influyen posteriormente en la decisión sobre el supuesto paciente, por lo que una persona diagnosticada como tal puede ser inmediatamente internada sin su consentimiento.

"Y aún peor -prosigue la organización-, esos internos tienen derecho limitado a acceder a un abogado o a contactar con sus familias".

De ahí que la CHRD resalte las opiniones de diversos activistas, quienes, por lo anterior expuesto, consideran que la nueva ley resulta ineficaz a la hora de hacer frente a los problemas reales en torno a estas enfermedades, aún muy estigmatizadas.

Cerca de 800.000 personas quedan ingresadas en centros psiquiátricos cada año en China, de ellos un gran número de "forzosos", según un informe que presentó CHRD el año pasado.

Las autoridades, denuncia la organización tras este informe, "utilizan estas instituciones para detener ilegalmente y castigar a activistas, disidentes o miembros de Falun Gong", uno de los temas más sensibles para Pekín desde que en 1999 ilegalizara este movimiento espiritual cuando contaba con más de 60 millones de adeptos.

La nueva ley de salud mental acepta ahora que los ingresados puedan reclamar el alta en sus hospitales, tras cumplir con los exámenes médicos correspondientes, si bien el proceso no es aún del todo transparente y ya ha provocado controversias.

Esta semana, el diario oficial "China Daily" publicó el caso de 52 enfermos que, animados por las nuevas noticias, solicitaron el alta en sus centros y no pudieron llevarlo a cabo ya que se vieron "sin casa" al ser rechazados por sus familias.

En muchos casos, sus parientes habían vendido o alquilado sus viviendas y rechazaron firmar la salida de los enfermos, un requisito que se mantiene en la nueva ley.

Este caso además ha evidenciado el estigma social que aún pesa sobre los enfermos mentales, cuyos familiares se sienten "avergonzados" y rechazan informarse sobre esas dolencias para ayudarles, recogía en su publicación el citado rotativo.

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