Luanda, 21 nov.- El Gobierno de Angola condenó hoy la escalada de violencia de la República Democrática del Congo (RDC), donde los rebeldes del movimiento M23 intensificaron en los últimos días sus ataques y se hicieron ayer con el control de la ciudad de Goma, en el noreste del país.
Según un comunicado emitido por el Gobierno angoleño, el avance de los rebeldes "pone en peligro la paz, la estabilidad y la seguridad regional, en particular de la zona de los Grandes Lagos, que son indispensables para solucionar los problemas sociales, políticos y económicos que ahí existen".
"Consideramos que tales acciones, de naturaleza militar, son incompatibles con el principio de resolución pacífica de los conflictos, teniendo en cuenta que la RDC ha llevado a cabo recientemente elecciones democráticas, cuyos resultados fueron reconocidos por la comunidad internacional", señala Angola.
El país vecino considera además que "la soberanía y la integridad territorial de la RDC deben ser respetadas y preservadas", y urge al Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana (UA) y al Consejo de Seguridad de la ONU a que "tomen las medidas apropiada" para frenar el avance de los rebeldes.
Angola expresó hoy su opinión sobre la situación en la RDC tras recibir el presidente angoleño, José Eduardo dos Santos, a un enviado de su homólogo del Congo, Antoine Ghonda, que tenía como objetivo recibir consejos sobre cómo debe afrontar el Gobierno congoleño la situación de inestabilidad.
La provincia de Kivu del Norte, en el este de la RDC, ha sido testigo en los últimos días de la intensificación de combates entre los rebeldes del movimiento M23 y el Ejército del Congo, que culminaron ayer con la toma la ciudad de Goma por parte de los insurgentes.
El M23 siguió hoy avanzando y tomó la localidad de Sake, a unos 30 kilómetros de Goma, y logró que cientos de soldados y policías congoleños se unieran a sus filas.
El M23 lo forman soldados congoleños amotinados y supuestamente fieles al rebelde Bosco Ntaganda, buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra y contra la humanidad.
Los rebeldes se sublevaron el pasado abril para protestar por la pérdida de poder que había impuesto el Ejecutivo de Kinshasa a su líder, y reclaman nuevas negociaciones con el Gobierno.
La RDC está inmersa aún en un frágil proceso de paz tras la segunda guerra del Congo (1998-2003), que implicó a varios países africanos, y tiene desplegada la mayor misión de paz de la ONU.
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