Atrapado en un trastorno bipolar: "Lucho contra muchas cosas, sobre todo contra mí mismo"

    • Sergio Saldaña tiene 37 años y a los 16 le colgaron la etiqueta de "maniaco-depresivo", acaba de escribir un libro para acabar con los mitos de la enfermedad
    • Asegura que es necesario hablar sobre el trastorno para "normalizarlo" y "allanar caminos"
Sergio Saldaña firmando libros
Sergio Saldaña firmando libros

Tiene 37 años, estatura media, ojos marrones, fuma, trabaja en una biblioteca, acaba de tener un hijo y también tiene, lo descubrió a los 16, un trastorno bipolar. Es lo que los psiquiatras denominan un "maniaco-depresivo", sin embargo, asegura que se decanta más por una denominación que leyó una vez y que designaba al trastorno como "la enfermedad de los afectos". Se llama Sergio Saldaña y acaba de presentar un libro en el que relata sus vivencias en torno a la enfermedad porque está convencido de que hablar de ello "allana caminos".

Aunque parezca feo decirlo, Saldaña admite que el libro nació "motivado por la ira". Y es que, en noviembre, tras una cita con una matrona, el bibliotecario decidió canalizar toda esa 'mala leche' que había acumulado durante la consulta, desahogándose frente al ordenador. "Una semana más tarde había acabado el libro", asegura. "El proceso de creación fue rápido. Es lo que tiene a veces el impulso del rechazo, del estigma; yo creo que la ira como motivación no siempre es mala si la sabes controlar y dirigir".

Tras algunos arreglos, su 'otro retoño', un libro titulado Tengo Trastorno Bipolar. Desmitificaciones y anécdotas, veía la luz. Este lunes, con motivo de la celebración de la semana de las enfermedades mentales, Saldaña lo presentó en Madrid. Tras la rueda de prensa, y con algún que otro cigarrillo que iba y venía, atendió a lainformacion.com.

Pregunta. ¿Cómo definirías tú el trastorno bipolar? No quiero la definición de la wikipedia, quiero la tuya

Respuesta. Yo lo definiría mal porque como no soy psiquiatra… [pausa] Es una enfermedad mental grave, según lo catalogan. Para mí supone que en unos momentos dados te pones muy eufórico, muy arriba, te crees el rey del mundo… En ese momento estás en estado maníaco. En mi caso, normalmente ese estado va para abajo e inmediatamente engancho una depresión importante, una depresión clínica severa y así te vas tirando la vida.

P. ¿Cuánto duran esas fases?

R. Cuando yo estaba en proceso de negación de la enfermedad, cuando estaba en pleno duelo, no duraban nada. En un momento me disparaba para arriba a base de las drogas que me medicaba el psiquiatra, que son drogas, porque te crean adicción. Rápidamente después me iba a una depresión, no había intervalo de tiempo.

P. ¿Qué mitos has encontrado alrededor de este trastorno?

R. [Da unas cuantas caladas al cigarro y permanece pensativo] Esta enfermedad es famosa por los artistas que la han sufrido: Van Gogh, Hemingway, Virginia Woolf… Se asocia mucho a la creatividad y no es así. No tiene por qué ser así. Se habla de la inestabilidad del artista… Yo intento en el libro contar la enfermedad en primera persona, contar mis batallitas. Que no son sólo sobre esa enfermedad sino que se basan en mi carácter, en mi forma de ser, en mi forma de ver la vida

P. ¿Cómo viviste el descubrir que sufrías el trastorno? Antes de que te la diagnosticaran, ¿qué pensabas que era lo que te ocurría?

R. Lo frecuente en esta enfermedad es que no te la diagnostican, tú tienes depresiones, o tristezas o melancolías y ahí está. Hasta que no te pones eufórico no te dicen: "Amigo, tienes trastorno bipolar". Lo mío ocurrió porque me fui arriba muy rápido. Fue un diagnóstico inmediato, blanco y en botella.

P. Y cuando te lo dicen, ¿qué se te pasa por la cabeza?

Nada.

[Silencio]

Como si me dicen que tengo cáncer en un ovario, igual. Yo empecé dos años más tarde con el proceso de duelo, dos años después de que me lo diagnosticaran empecé a negarlo. Con muchísimo retraso, muy mal.

P. Pero… cuando te lo diagnosticaron algo cambiaría tu vida, ¿no?

Me tomaba la medicación escrupulosamente y me volvía a ir arriba a pesar de ella. Yo pensaba que si entraba en esos estados aunque me estuviese medicando no podía tener trastorno bipolar. A los 20 años, cuando estaba en la universidad pensaba: no, no. Yo no puedo tener esto, es mi ánimo mi carácter, yo soy así…

P. Precisamente ¿Cómo puedes distinguir tu carácter de la patología?

¡Ay amiga! [largo suspiro]. Hay que trabajar muchísimo, yo estoy en ello. No te puedo dar la respuesta. Es un trabajo muy muy duro, creo que me costará toda la vida. Se me muere mi padre, por ejemplo, en el proceso de duelo entro en depresión ¿cuándo he cruzado la línea? ¿cuándo está mi patología de por medio? Siempre tengo que capar mi propia alegría. Ser padre, por ejemplo, que lo he vivido hace poco. Pensaba: "tengo que ser comedido no vaya a ser que me vaya para arriba". Tiene cierto punto de dramático, no puedo ser todo lo expansivo que quisiera. Irme al bar con mis amigos e invitarles a todos… Hay que medir, porque realmente me puedo disparar.

P. Y para ti, ¿qué es lo peor de tener este trastorno?

Estar en el punto de mira. Tanto del mío propio, que estoy vigilándome constantemente como de tu entorno. Si lo sabes llevar bien es muy muy positivo pero si no, es algo de lo que quieres huir. Quieres huir de ti mismo y de tu afán vigilante y desde luego de que tu madre te venga: ¿Has tomado la medicación?; o que te venga una amiga y te mire torcida y te diga: ¿estás bien? ¿estás bien? -Sí, estoy contento, ¿no puedo estarlo?

P. Puff…¿Qué agobio, no?

Sí, pero luego realmente hay veces que te lo preguntan y dices "espera, voy al baño, salgo y te respondo: -No, no estoy bien. Gracias por preguntarme, échame una mano". Yo no sé si he aprendido a hacerlo, estoy en ello, quiero pensar que estoy en ello.

P. ¿Y cómo afrontan este trastorno tu familia, tu pareja…?

Mi pareja padece mis insomnios y sufre conmigo, duerme conmigo. Mis padres vivieron todo el proceso con mis amigos, mi hermano… Muy mal, la verdad que fue un sufrimiento, lo puse muy difícil. ¡Fui un cabrón con pintas! Hemos crecido, hemos aprendido, hemos progresado: Yo no, todos.

P. ¿Cómo reacciona la gente cuando le dices: "Tengo trastorno bipolar"?

[Carcajada] Pues ahora con el libro… Hay muchas reacciones. Hay mucha gente que ha atado cabos y que ha entendido cosas. Que ha tenido la curiosidad suficente como para abordar la enfermedad, como para ponerme a mí cara y como para saber qué es. Luego, el rechazo puro y duro va a estar siempre ahí. Es el estigma, estamos marcados a fuego, es lo que hay. Los locos somos peligros: asesinos, violadores [larga pausa] Presidentes de gobierno, Primeros ministros de Gran Bretaña, Lehendakaris…

P. Y ese estigma, ¿a qué crees que se debe?

R. Creo que es por desconocimiento, por falta de información. Quiero pensar que es eso, no creo en la maldad humana, tampoco voy a filosofar mucho. Creo que no lo hemos venido haciendo bien, me incluyo, que no informamos lo suficiente y a veces remarcamos demasiado lo negativo. En el caso del trastorno bipolar, además, nos quedamos con las crisis mientras que a la vida, ese espacio entre crisis y crisis, no le damos la fuerza que deberíamos. No nos vendemos, no mostramos lo que hacemos, lo que se puede hacer, lo que amamos…Hace unas semanas me tocó hacer una cuenta en Twitter y puse: "Tengo trastorno bipolar y también tengo caries", es un poco esa es la idea.

P. ¿Y qué querías reivindicar?

R. Vamos a ver, tengo los ojos castaños, yo no soy bipolar yo tengo trastorno bipolar e intento que la gente lo vea como lo que es, es una patología pero además puedo escribir un libro, tener una cuenta en Twitter… Puedo equivocarme como cualquier hijo de vecino y también puedo cometer aciertos que puedan sorprender a la sociedad.

P. ¿Por eso este libro? ¿A quién va dirigido?

A mi vecina del tercero, la del cuarto, mi panadero… Aquel compañero de clase en la universidad que no sé su nombre y que me vio hacer cosas muy raras y no se arrimó a preguntar. Mi grano de arena consiste en eso. Yo creo que el aprendizaje viene de la curiosidad y para provocar esa curiosidad hay que poner una portada, una cara, un nombre y a partir de ahí, tratar de lanzar un mensaje que he procurado que sea claro, contundente, unidireccional.

P. Pues acabemos con una curiosidad, en tu libro dices que sufres la 'enfermedad del ombligo, ¿por qué?

Yo lucho contra muchas cosas pero principalmente contra mí mismo. Si una semana estoy durmiendo menos de lo que debiera, o he tenido tres salidas de tono con gente o en momentos inapropiados, igual significa algo. El objetivo es estar muy atento, por eso le llamo la enfermedad del ombligo, porque hay que estar alerta a todos esos chivatazos que te da tu mente y tu cuerpo.

Tengo Trastorno Bipolar. Desmitificaciones y anécdotas

Editorial:Círculo Rojo

Precio: 12 euros

Aquí encontrarás dónde adquirirlo


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