Australia celebra a su primera santa

  • Australia está de celebración, porque el Vaticano ha decidido canonizar a la fallecida monja Mary MacKillop al reconocerle dos milagros en los que presuntamente habría contribuido a la salvación de dos enfermas terminales de cáncer. No será declarada santa en octubre, pero la noticia ha sido acogida con un orgullo y una alegría aparentemente contagiosa por gran parte de la población, sean ciudadanos católicos o no. Lo que parece contar por encima del todo es el reconocimiento oficial e internacional de una compatriota.
Mary MacKillop será la primera santa de Australia
Mary MacKillop será la primera santa de Australia
Wikimedia
Marina Kamenev | GlobalPost

(Sydney, Australia). En 1993 a Kathleen Evans le detectaron un carcinoma considerable en el pulmón derecho. Tras una serie de exámenes, se encontró un segundo tumor en el cerebro. Esta australiana, madre de cinco hijos, recibió un terrible diagnóstico: le quedaban dos meses de vida. Ya era tarde para hacer quimioterapia y la radioterapia, en el mejor de los casos, sólo le prolongaría la vida un par de semanas.Evans, católica ferviente, de 49 años y ex fumadora, decidió renunciar a la radioterapia. En vez de eso, comenzó a rezar.

Una amiga le dio una imagen de Mary MacKillop, una monja australiana, muy venerada desde su muerte en 1909. La fotografía contenía en la parte trasera un pequeño trozo de la ropa de la religiosa. Evans dormía con la reliquia cada noche. Su familia y amigos también comenzaron a rezar a Mary MacKillop. Después de sentirse con fuerza suficiente, Evans asistió a un retiro espiritual de dos semanas. Para sorpresa de los doctores, cuatro meses después Evans seguía viva. Y tres meses más tarde, las radiografías confirmaban que el cáncer había desaparecido.

El caso sigue sin tener explicación científica. Evans tiene ahora 66 años y 20 nietos. Hasta hace poco, nadie la conocía por su nombre. Sólo se referían a ella como "el segundo milagro de Mary MacKillop", un paso necesario para canonizar a la religiosa. En diciembre de 2009, el papa Benedicto XVI reconoció oficialmente el caso como el segundo milagro atribuible a MacKillop y el 19 de febrero, para regocijo de los cinco millones de australianos católicos, se anunció que sería canonizada en octubre de este año.

El primer ministro Kevin Rudd, católico, alabó la certificación de la primera santa australiana como "profundamente significativa… para todos los australianos, sean o no católicos". La imagen de MacKillop ahora se encuentra en estampas y postales. Los creyentes que aseguran haber sido ayudados por la religiosa comienzan a contar sus historias y aumenta progresivamente el turismo espiritual hacia los lugares donde vivió.

Si bien Australia tiene fama de ser un país secular, Mary MacKillop y sus milagros han sido objeto de algo de escepticismo y muchos han expresado su opinión."Es como si nos hubiésemos quitado el sombrero de la modernidad y ahora todos fuéramos medievales", escribió Philip Almond, profesor de religión de la Universidad de Queensland, en un periódico australiano. Almond sostiene que la escasa reacción del país obedece a "la propensión de la gente y la prensa australianas, hasta ahora generalmente escéptica y poco religiosa, a creer y apoyar sin cuestinar, no más allá de una rápida reflexión, que los milagros sí existen".

Carole Cusack, profesora de estudios sobre religión en la Universidad de Sydney, cree que la disposición de la gente de acoger la santidad de MacKillop tiene muy poco que ver con la religión. Es más bien "un fenómeno de la cultura popular". "A muchos australianos no les gustan los deportes, pero miran los Juegos Olímpicos. Y los australianos que no son particularmente patriotas, también van a una barbacoa el día de la fiesta nacional", afirma Cusack. "Es un poco como nuestra Vegemite [una pasta para untar el pan], nos gusta celebrar las cosas que son australianas, incluso si no se ajustan totalmente a nuestro gusto".

Hija de padres escoceses, MacKillop nació en Melbourne en 1842. Era la mayor de ocho hermanos y ayudaba a mantener a su familia trabajando como institutriz. Su aprecio por la educación la llevó a dedicar su vida a la enseñanza de niños en áreas remotas. En 1866 creó una escuela en un establo abandonado en Penola, en el sur de Australia, a la cual se sumaron luego varias mujeres más. El grupo era conocido como la Congregación de Hermanas de San José. Mientras aún vivía, se crearon otros 117 establecimientos.

En 1871, un desacuerdo con las autoridades eclesiásticas provocó su excomunión. Sin embargo, el obispo que la acusó de insubordinación renunció a aplicar la sentencia. MacKillop murió en 1909. Sólo 16 años después de su muerte se comenzaron a oír las primeras peticiones para su canonización.

Con respecto a la teoría de que se trata de un "fenómeno de la cultura popular", Neil Ormerod, profesor de teología de la Universidad Católica de Australia, afirma: "MacKillop es la afirmación de la forma de catolicismo que se desarrolló en Australia". Y prosigue: "Tenía un vínculo con la gente del campo, apoyaba a los débiles y se enfrentaba a la autoridad. Estos son todos temas importantes con los cuales los australianos se sienten identificados".

La popularidad es una cosa, pero ganarse el apoyo de El Vaticano y llegar a la santidad requiere al menos dos milagros comprobados, primero por los médicos y después por las autoridades eclesiásticas. El proceso puede tardar años. Comienza con una investigación del posible santo, normalmente a cargo de un obispo o religiosa de la diócesis del candidato. Esta persona busca las pruebas que certifiquen la participación del candidato en un milagro.

Una vez que se ha identificado un posible milagro, la comunidad científica debe llegar a la conclusión que lo sucedido no se puede explicar únicamente con una base científica. Estas pruebas se presentan entonces a un teólogo que analiza las actividades y escritos producidos durante la vida del candidato para después enviar toda la información al Vaticano para su evaluación. MacKillop "tiene que haber tenido una vida ejemplar", afirma Ormerod.

El primer supuesto milagro de MacKillop tuvo lugar en 1961, cuando una mujer de 23 años con leucemia y menos de un mes de perspectiva de vida se encomendó a MacKillop y se recuperó. La mujer, que ahora tiene 72 años y tuvo seis hijos, continúa en el anonimato.

34 años después de aquello MacKillop fue beatificada, pero hasta que no apareció Evans le faltaba un milagro para poder pasar a la santificación.

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