Los yihadistas de EI, que controlan Palmira (este de Siria) desde mayo, colocaron el domingo explosivos en el templo de Baalshamin y destruyeron la mayor parte del edificio, que comenzó a construirse en el año 17, fue embellecido por el emperador romano Adriano en el año 130 y estaba inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Ban manifestó su indignación asimismo tras la decapitación del director de Antigüedades de Palmira, Jaled al Asad, de 82 años, hombre de fama mundial por sus conocimientos sobre este lugar único.
Asad fue ejecutado por los yihadistas el martes por la tarde en la famosa ciudad antigua de la provincia de Homs (centro), su cuerpo fue colgado de un poste y la cabeza abandonada en el piso.
"Estos ataques de terror bárbaros se suman a una larga lista de crímenes cometidos desde hace cuatro años en Siria contra sus habitantes y su patrimonio", dijo Ban en un comunicado.
Ban recordó que la destrucción de sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad era considerado un crimen de guerra.
El secretario general exhortó a los países de todo el mundo "a unirse y actuar rápidamente para poner fin a estos actos terroristas".
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