Cae una red de prostitución de nigerianas que les hacía vudú para que no escapasen


La Policía Nacional ha desarticulado una red que llevaba 16 años prostituyendo a mujeres, principalmente nigerianas, en Madrid, Tarragona y La Coruña. La trama sometía a las víctimas a rituales de vudú para garantizar su obediencia y que no huyesen.
Según informó la Policía, durante la investigación se ha logrado la liberación de 12 víctimas, entre las que se encuentra una menor de edad y otra que fue traída a España en el año 2010 con 17 años.
Igualmente se han practicado cinco registros, en los que se ha incautado dinero en efectivo; 25 teléfonos móviles; aparatos informáticos; documentación falsificada; gran cantidad de efectos de vudú; y un ‘book’ con fotografías de mujeres.
La operación se ha saldado con la detención de cuatro personas en Madrid, dos en Tarragona y una en La Coruña. La investigación se inició durante el mes de julio del año pasado, a partir de informaciones obtenidas tras desarticular otra organización similar.
PROMESA DE ESTUDIOS
Tras varias pesquisas, se pudo conocer que el principal cabecilla de la organización tenía establecido su centro de mando en un domicilio ubicado en el distrito madrileño de Moratalaz.
Después se comprobó que ese individuo realizaba múltiples viajes al año a Nigeria, donde realizaba captaciones de mujeres jóvenes mediante falsas ofertas de trabajo en Europa o, en el caso de ser menores de edad, para realizar estudios en España.
Una vez que accedían al ofrecimiento de trasladarse a occidente en busca de una vida mejor, eran obligadas a formalizar un contrato o a practicar un ritual vudú ante un “brujo”, donde se comprometían a ser siempre obedientes. También asumían que devolverían el dinero que costara su traslado y, sobre todo, a no acudir nunca a la Policía para denunciar su situación.
DEVOLVER HASTA 60.000 EUROS
Después de ser sometidas al ritual en su país, llegaba el momento de ser documentadas, siendo trasladadas para este fin a domicilios de la localidad de Lagos (Nigeria), donde las proveían de un pasaporte y visado falsos o bien perteneciente a otra mujer con características similares, manteniéndolas en dicho lugar hasta su traslado a España.
Tras su llegada a Madrid, las víctimas eran recogidas en el aeropuerto por uno de los sicarios de mayor confianza, el cual les retiraba su pasaporte y se encargaba de alojarles. Transcurridos unos días, eran informadas del verdadero motivo de su viaje a España, de forma que se les comunicaba que deberían ejercer la prostitución hasta saldar la deuda contraída, lo que implicaba cantidades que oscilaban entre los 45.000 y 60.000 euros.
Se ha podido comprobar que la red disponía de una amplia infraestructura en Madrid, Córdoba, Málaga, Tarragona, La Coruña e, incluso, Suiza, donde las mujeres eran explotadas sexualmente, principalmente en clubes de alterne. Una de las víctimas liberadas estaba siendo explotada con tan sólo 15 años.

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