¿Cómo consagrará Benedicto XVI la Sagrada Familia?

  • El próximo 7 de noviembre el Papa sacralizará uno de los símbolos de Barcelona: La Sagrada Familia. La ceremonia, con más de 16 siglos de historia, encierra una gran emotividad y cuenta con una importante carga simbólica.
Sagrada Familia, Antoni Gaudí. (Foto: Getty)
Sagrada Familia, Antoni Gaudí. (Foto: Getty)
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"La Sagrada Familia está en las manos de Dios y en la voluntad del pueblo", éstas fueron las palabras que utilizó Antoni Gaudí para definir un templo que lleva 128 años en construcción y que este domingo cumplirá, por fin, el sueño de su creador: albergar una misa.

 

"Antes del Concilio Vaticano II, dado que el ritual era muy solemne y complicado, no se consagraban todos los templos pero no es lo más propio. Se recomienda que toda Iglesia que va a ser usada para el culto católico sea dedicada desde su inicio", explica Jaume González Padrós, profesor de teología litúrgica de la Facultad de Teología de Catalunya.

La ceremonia de consagración incluye los mismos rituales que convierten a una persona al cristianismo, es decir: bautismo, eucaristía y confirmación. La celebración comienza cuando el obispo llega a la iglesia donde le espera el arquitecto para mostrarle el edificio y comentarlo. En el caso de la Sagrada Familia será el Santo Padre el que asista a esta reseña.

"En principio, es un acto propio de los obispos. Por tanto, también del Papa como Obispo de Roma y cabeza del colegio episcopal. Es lógico que consagre él en persona templos de mayor trascendencia y entidad universal como el de la Sagrada Familia" explica Javier Sesé, Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la Universidad de Navarra.

Tras su entrada al templo el Papa hará lo siguiente:

    * Apersión con agua

    * Proclamación de la palabra

    * Ceremonia de dedicación propiamente dicha

    * Celebración de la Eucaristía

De este modo, el Santo Padre llevará a cabo la aspersión del templo con agua bendita, posteriormente las lecturas y la homilía, para pasar después a la letanía de los Santos y a recitar la oración de consagración (en la que se describe qué es la Iglesia y qué es lo que ocurrirá dentro de la misma a partir de ese momento).

A partir de ahí, Benedicto XVI ungirá el santo crisma en el altar y después en doce puntos de la basílica (como símbolo de las doce tribus de Israel escogidas por Jesucristo y de sus doce apóstoles).  Una vez acabada esta acción se coloca sobre el altar un brasero al rojo vivo donde se pone incienso, símbolo de la oración de los bautizados. Posteriormente se quita el brasero se ilumina el altar, se ponen luces, flores y finalmente se pasa a lo principal: la celebración de la Eucaristía.

Vuelta atrás

Pese a que a primera vista toda esta celebración puede parecer "aparatosa", según los expertos, ha sufrido muchos cambios a lo largo de su historia hasta su simplificación: "Las primeras noticias que tenemos de consagración de iglesias se remontan al siglo IV, desde ese momento ha habido muchos cambios. Lo que ha hecho el concilio Vaticano II ha sido recuperar lo más genuino" explica Padrós a lainformacion.com. Mucho más sencilla es la ceremonia que desacralización, de hecho ni existe. Cuando se quiere eliminar el valor sagrado de un lugar a causa de su mal estado, la necesidad de ese espacio, o su demolición, sólo es necesario el consentimiento de la Iglesia además de la eliminación de todo tipo de referencias religiosas (imágenes, símbolos...).

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