Conoce la universidad europea de los que llegan más alto

  • El vice primer ministro británico, Nick Clegg, se formó aquí. También lo hicieron ministros de Noruega, Austria y Finlandia, además de multitud de diplomáticos y abogados. Ésta es la universidad donde se curten muchos de los intelectuales europeos y también otros venidos de fuera. Está en la ciudad medieval belga de Brujas.
El viceprimer ministro británico, Nick Clegg - EFE
El viceprimer ministro británico, Nick Clegg - EFE
EFE
Paul Ames | Globalpost

(Brujas, Bélgica). Los nuevos alumnos de la Universidad de Europa (o "Colegio de Europa", como se conoce en los círculos academicos y políticos ) son, por encima de todo, ambiciosos.Mohammed Sameh pretende regresar a su Egipto natal en cuanto termine su máster en Integración Europea y Negocios para ver si los países del sur y este del Mediterráneo pueden construir algo parecido a una unión económica europea.

Maksim Karliuk quiere ayudar a Bielorrusia a desvincularse de su pasado soviético. "Mi idea al venir aquí es convertirme en profesor de Derecho Comunitario para poder contribuir a hacer cambios en Bielorrusia", dice este joven de Minsk, de 23 años. "Lo que quiero es aportar cambios a través de la ley".

Estas aspiraciones son altas, pero si se tienen en cuenta los logros conseguidos por estudiantes de otras promociones de este centro de élite, quizás no parezcan tan poco realistas.

La institución, que celebró el año pasado su 60 aniversario, tiene entre sus ex alumnos al viceprimer ministro británico, a varios ministros de Noruega, Austria y Finlandia, a un vicesecretario general de las Naciones Unidas y un buen número de legisladores, diplomáticos y funcionarios de la Unión Europea.

"La universidad es con toda probabilidad el mejor sitio para estudiar en profundidad el proceso de integración europea, pero también para vivir de primera mano lo que es Europa, con toda su diversidad y complejidad", explica su rector, el abogado belga Paul Demaret.

Fundado en 1949, el Colegio de Europa nació en la ciudad medieval flamenca de Brujas para reunir a jóvenes líderes brillantes de las naciones que se acababan de enfrentar en la II Guerra Mundial. El objetivo era promocionar la paz y la unidad a través de un programa de estudios establecido desde una perspectiva pan europea que evitase los limitados intereses nacionales.

Aunque la universidad precede a la fundación de la antaño llamada Comunidad Económica Europea en casi una década, pronto se consolidó como la escuela de postgrado de cabecera para los funcionarios que querían iniciar una carrera dentro de la organización que dio lugar a lo que hoy es la Unión Europea.

"En Francia se le reconoce como el mejor centro de estudios si se quiere trabajar en las instituciones de la UE", asegura la nueva alumna Valerie Enjolras. "Todo el que quiere trabajar en la Comisión Europa quiere venir a estudiar aquí".

El London Times la ha descrito como un centro que representa "para la élite política europea lo que la Harvard Business School representa para la vida corporativa estadounidense". Su máster en Derecho es el único impartido fuera de Gran Bretaña o EEUU que figura entre los 10 primeros de una encuesta realizada el año pasado entre abogados españoles por el diario económico Expansión.

Con los años la universidad se ha ido expandiendo, y en 1993 abrió un segundo campus en Natolin, un frondoso suburbio de Varsovia. Este año hay una cifra récord de 438 estudiantes procedentes de 55 países, matriculados en algunos de los cinco máster que se imparten en Brujas (Derecho Comunitario, Política y Administración, Económicas, Relaciones Internacionales y Diplomacia, e Integración Económica y Negocios) o los de carácter interdisciplinario que se enseñan en la capital polaca.

Aún así, la competencia por conseguir una plaza en el centro es alta.

Los alumnos deben de ser licenciados capaces de estudiar tanto en inglés como en francés. Un tercio de los matriculados ya tienen un máster de otra universidad antes de llegar a Brujas. En torno al 70 por ciento de los estudiantes reciben una beca, la mayor parte de sus gobiernos, para ayudar a cubrir los 21.000 euros anuales que cuesta estudiar en la sede belga. Subvenciones de la UE y de las autoridades belgas y polacas cubren gran parte del resto de la financiación del centro, que también recibe pequeñas aportaciones de otros gobiernos, de patrocinadores privados y a través de servicios de consultoría y de formación.

El Colegio de Europa desea atraer a estudiantes de fuera de las 27 naciones de la UE, y este año hay unas 50 becas específicas para alumnos de países vecinos del este y del sur. Sameh, de 30 años, es el único egipcio entre los estudiantes, y Karliuk es uno de los ocho bielorrusos matriculados este curso.

En conjunto, Italia es el país con más alumnos, con 57 matriculados en 2010-11, seguido de Francia, España, Alemania y Polonia, que tienen más de 30. Turquía y Ucrania, países con aspiraciones a ser miembros de la UE, tienen cada uno más de una docena de estudiantes.

Mientras los países vecinos se muestran ansiosos por tener una visión de los complejos trabajos internos de la UE a través del Colegio, el rector Demaret se muestra decepcionado por la falta de interés que demuestran EEUU y Asia. Este año tan solo hay matriculados dos estudiantes de de EEUU (el año pasado hubo cinco), y ninguno de China o India.

El centro ha relajado los requisitos de idiomas para su curso de Relaciones Internacionales a fin de atraer a más estudiantes extranjeros, que ahora pueden iniciar el primer semestre con un nivel más bajo de francés, siempre que se comprometan a seguir estudiándolo mientras están en la universidad.

Los máster ponen el acento especialmente en la parte práctica, más que en el estudio teórico. Los estudiantes participan en juegos de rol que les ayudan a entender el proceso de toma de decisiones en la UE. Gran parte de las clases son impartidas por profesores invitados, entre los que figuran diplomáticos de primera línea, funcionarios de la UE, líderes empresariales, abogados y también académicos.La canciller alemana Angela Merkel será quien pronuncie este año la conferencia inaugural del curso, el 2 de noviembre. Numerosos presidentes, primeros ministros y monarcas se han dirigido anteriormente al alumnado del prestigioso centro.

Demaret insiste en que la visión generalizada de esta institución como un atajo para iniciar una carrera dentro de los órganos de gobierno de la UE es una exageración. Cerca de la mitad de los alumnos terminan en el sector privado, muchas veces en los bufetes de abogados y lobbys que se concentran en torno a la sede comunitaria en Bruselas. Quienes acaban en el sector público, la mayoría lo hace en las administraciones nacionales, más que en los órganos de la UE.

Aún así, un año en el centro de Brujas es una herramienta poderosa para los futuros eurócratas, y no solo por su reconocido título académico. Los egresados pasan a formar parte de una influyente red de ex alumnos con más de 10.000 miembros."El Colegio [de Europa] es el centro de una red, y eso es muy importante... tenemos alumnos en puestos muy altos", reconoce Demaret.

Cuando un departamento del Gobierno británico anunció a principios de año su intención de cortar la financiación de becas para el Colegio de Europa, el Foreign Office forzó un cambio de planteamiento, temiendo que la decisión debilitaría la influencia británica dentro de la maquinaria de la UE.


Nick Clegg, el líder del partido Liberal Demócrata y viceprimer ministro británico tras las elecciones de mayo, es un ex alumno de esta universidad y trabajó como funcionario de comercio de la UE antes de ser elegido para el Parlamento Europeo. Clegg conoció a su mujer, la abogada española Miriam González Durántez, durante su estancia en este centro. Las parejas internacionales no son algo inusual en Brujas, en donde se pone especial énfasis en la socialización intercultural.

"Los estudiantes no solo están aquí para formarse, sino para tener una experiencia europea a nivel humano", afirma Demaret. "Eso es tan importante como el programa académico".

El ex alumno Constant Brand explica que los grupos de cada nacionalidad tienen que organizar fiestas para el resto de compañeros. Entre las que recuerda figuran un baile de salón de los austro húngaros, un festín gastronómico italiano, un banquete de los alumnos de los Balcanes y una fiesta NAFTA organizado por norteamericanos en la que hubo incluso un mariachi cedido por la Embajada de México.

"Entras a formar parte de un grupo de nacionalidades y procedencias muy diferentes, y ninguno de los estudiantes volverá a vivir jamás una experiencia de tal intensidad", dice Brand, un periodista alemán canadiense. "Estar 24 horas, siete días de la semana, con tanta gente de otras culturas y nacionalidades es el gran plus del Colegio".

Mostrar comentarios