Continúa la búsqueda de más de cien desaparecidos tras un alud en Filipinas

  • Los equipos de emergencia del sur de Filipinas reanudaron hoy sus labores de rescate de los más de 100 desaparecidos tras la avalancha de tierra que causó la muerte de al menos 25 personas en una zona de minería de oro ilegal.

Manila, 6 ene.- Los equipos de emergencia del sur de Filipinas reanudaron hoy sus labores de rescate de los más de 100 desaparecidos tras la avalancha de tierra que causó la muerte de al menos 25 personas en una zona de minería de oro ilegal.

"El objetivo es recuperar a todos los desaparecidos. Tenemos esperanzas de que algunos sigan con vida", afirmó Benito Ramos, director de la Oficina de Protección Civil.

Según Ramos, decenas de voluntarios, soldados y mineros trabajan sin tregua para encontrar a las personas que fueron sepultadas por el alud en del municipio de Pantukan de la provincia de Compostela Valley, al este de la isla de Mindanao, unos 930 kilómetros al sur de Manila.

Las víctimas son familiares de mineros que trabajaban por su cuenta en pequeñas explotaciones, pese a la prohibición gubernamental tras un accidente similar que costó la vida a 14 personas -ocho siguen dadas por desaparecidas- en el mismo municipio el pasado abril.

El presidente del país, Benigno Aquino, ordenó abrir una investigación para averiguar por qué los residentes no fueron desalojados de sus chabolas tal y como estipuló su Gobierno.

El desastre sepultó unas 50 viviendas y arrastró troncos que dejaron una estela de destrucción.

Pantukan y otras aldeas cercanas han atraído en los últimos años a cientos de buscadores de oro que trabajan sin ningún tipo de regulación y han causado inestabilidad del suelo al agujerear las montañas.

El alza del precio del oro en los mercados internacionales ha desatado un auge de los buscadores del metal precioso en varias zonas de la isla de Mindanao.

Junto a los mineros independientes, once grandes compañías mineras operan en la provincia de Compostela Valley.

La incontrolada deforestación impulsada por las compañías madereras y mineras favorece las riadas y avalanchas de tierra, especialmente en la temporada de lluvias, que por lo general comienza en mayo y termina en noviembre.

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