Costa Rica, un país pacífico que ahora pide la pena de muerte

  • No tienen ejército propio y gastan su presupuesto en educación y sanidad. Pero la fama de gente pacífica que se han ganado los costarricenses empieza ahora a quedar en entredicho. Seis de cada diez costarricenses están a favor de la pena capital, según una encuesta.
Costa Rica y Nicaragua intensifican su conflicto fronterizo con una nueva demanda
Costa Rica y Nicaragua intensifican su conflicto fronterizo con una nueva demanda
Alex Leff, San José (Costa Rica) | GlobalPost
Alex Leff, San José (Costa Rica) | GlobalPost

Los costarricenses son gente pacífica. Desde hace años no tiene un ejército. En su lugar han construido con ese dinero escuelas y hospitales, y les ha ido bien así.

Pero ahora, con las mafias de narcotraficantes extendiendo sus tentáculos, comienza a instalarse en el pacífico país una actitud de mayor dureza, que se nota en las calles y en los pasillos del Gobierno.

Su predecesor al frente del Gobierno arremetió una vez contra los líderes mundiales que gastaban demasiado en armamento. Sin embargo, la presidenta Laura Chinchilla ha pedido recientemente a la ONU ayuda para que se ponga fin "a este azote que erosiona el tejido básico de nuestra coexistencia social".

Tras una década de aumento de los crímenes violentos, y en medio de una disputa con la vecina Nicaragua, ¿están los ticos empezando a perder su paciencia?

"Hay una nueva realidad, y tiene que haber una nueva respuesta", dice sobre el nuevo tono adoptado por Costa Rica Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, un grupo de expertos con sede en Washington D.C. "Estaría fuera de la realidad hablar sobre unos nobles ideales de paz cuando se está viendo la penetración o aparición del crimen organizado".

Los cárteles de la droga internacionales utilizan el país centroamericano como base financiera y como nudo de transporte, a lo que las autoridades achacan el incremento en los delitos. El Gobierno de EEUU incluyó el año pasado a Costa Rica en su lista de principales países de tránsito de la droga, señalando que varias organizaciones locales están vinculadas con poderosas organizaciones mexicanas como el cártel de Sinaloa.

Estar encajado entre los países productores de cocaína al sur, y los voraces consumidores de droga del norte, no es algo nuevo para Costa Rica. Pero la violencia ha aumentado exponencialmente con las guerras de las mafias para controlar las rutas de la droga, en manos ahora de los mexicanos, y no como antes en las de los colombianos, señalan las autoridades.

"No es un tranquilo oasis en medio de la criminalidad", opina Shifter sobre la pérdida de reputación del país. "Se está viendo que no es inmune, y junto con eso se produce mucha frustración por parte de la gente y presión para ser más contundentes".

Los pequeños hurtos, los robos en las casas y los atracos se mantienen en la media, pero los crímenes más violentos están aumentando. Un informe del departamento de Justicia costarricense sugiere que el número de asesinatos por encargo (que según las autoridades son una señal de la actividad mafiosa) aumentaron en 2010. La tasa general de homicidios se mantuvo en torno a 11,5 asesinatos por cada 100.000 habitantes, casi el doble de la de 2004.

La situación está haciendo cambiar de opinión a la ciudadanía.

Costa Rica dista de ser el país más peligroso de la región, pero la percepción de inseguridad ha crecido más rápido que en cualquier otro país de América Latina, según Marta Lagos, directora de la empresa de encuestas Latinobarometro.

Las encuestas muestran que los ticos creen que Chinchilla no tiene respuestas ante la violencia creciente, pese a sus promesas de dotar de más agentes y equipo a la precaria Policía nacional.

Algunas voces piden medidas más duras. "Olvídese de toda la palabrería sobre los derechos humanos; lo que este país necesita es la pena de muerte", exclamaba hace unos días un taxista.

Un sorprendente número de ticos, incluyendo el popular bloguero El Chamuko, reclama la pena capital.

Según una encuesta realizada en septiembre para la cadena de televisión Teletica, seis de cada 10 costarricenses están a favor de la pena de muerte, recoge la agencia de noticias Notimex. La pena capital fue prohibida en 1882 y el problema del hampa ya hizo que en 2008 un 54% de los ticos hablasen a favor de ella, según una encuesta para el diario La Nación.

El país confía en que su buena relación con EEUU le sirva para conseguir sacar de sus aguas los cargamentos de droga.

"Tenemos un entendimiento de soberanía que nos permite establecer un sistema de patrullas conjunto con EEUU, por el que los barcos de su Guardia Costera pueden patrullar nuestras aguas" e interceptar narcotraficantes, ha explicado el ministro de Seguridad Pública, Mario Zamora.

Además de las patrullas conjuntas y el equipo e infraestructuras donado por sus aliados en América, Costa Rica mira cada vez más hacia China en busca de ayuda. Los chinos les han ofrecido cientos de coches patrulla y están ayudando a construir una nueva academia de policía.

Zamora dice que la mejora de la tecnología policial y de vigilancia ya ha demostrado su efectividad. Costa Rica registró en 2011 un ligero descenso de asesinatos, robos, violaciones y asaltos a turistas, según declaró recientemente el ministro.

La presidenta Laura Chinchilla quiere aumentar los esfuerzos contratando y formando a más policías, incluyendo una fuerza de seguridad fronteriza profesional. Pero su administración está sometida a una fuerte presión para recortar los gastos, que han aumentado más rápido que los ingresos estatales.

El Fondo Monetario Internacional calcula que el déficit nacional de Costa Rica, comparado a su PIB, es el más alto de América Latina. Chinchilla necesita tener más fondos para aumentar las medidas contra la criminalidad.

"Estamos luchando duro para aumentar las los impuestos para la seguridad", declaró el vicepresidente Alfio Piva a GlobalPost en noviembre durante el foro anticorrupción de América Latina.

Costa Rica ya gasta cuatro veces más en seguridad que lo que la militarizada Nicaragua invierte en sus ejércitos de Tierra, Mar y Aire, según el influyente Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres.

 

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