Ghazanfar Roknabadi, de 49 años, fue embajador en Beirut entre 2010 y 2014, un cargo muy sensible debido a las relaciones estrechas entre Teherán y el movimiento chiita libanés Hezbolá, a la guerra en Siria y también a la proximidad de Israel, fronterizo con Líbano y enemigo de Irán.
Los medios de comunicación, incluyendo a la televisión pública Irib y la agencia de noticias Isna, no precisaron las circunstancias de la muerte de Roknabadi, quien había desaparecido desde la avalancha en La Meca que dejó el 24 de septiembre al menos 2.236 muertos, de ellos 464 iraníes, según un recuento de la AFP.
El 11 de noviembre, Irán había pedido a Arabia Saudita que lo devolviera "vivo" y medios de comunicación iraníes habían barajado la posibilidad de que el diplomático estuviera secuestrado.
Potencias rivales de la región, el reino de Arabia Saudita -bastión del wahabismo, una doctrina sunita puritana basada en una interpretación literal del Corán- y la República Islámica de Irán, donde el poder está en manos de dirigentes chiitas, tienen numerosos desacuerdos sobre Siria, Yemen o Líbano.
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