El arte de transformar la violencia en paz

  • Un artista liberiano exprime los restos de la guerra civil creando esculturas a partir de casquillos de bala. Algunas viejas herramientas y los restos de la guerra le sirven para demostrar que se pueden crear objetos para el futuro a partir de una trágica historia común.
Un artista liberiano exprime los restos de la guerra civil creando esculturas a partir de casquillos de bala.
Un artista liberiano exprime los restos de la guerra civil creando esculturas a partir de casquillos de bala.
Getty
Kimberly S. Johnson | GlobalPost

(Monrovia, Liberia). Caminando por las calles de la capital destrozada por la guerra, Somah se fue topando con montones de casquillos grandes y pequeños, restos de años de enfrentamientos, que empezó a recoger y a convertirlas en esculturas.

Con su arte, Somah intenta promover el mensaje de que algo bueno puede brotar de la violencia y del dolor que ha sufrido su país durante más de 20 años.

"Yo solo quería transformar algunos de los restos de la guerra en algo pacífico", afirma Somah, de 51 años y padre de ocho hijos, que se define a sí mismo como un artesano de balas. "Sólo quería crear algo que la gente no haya visto antes, especialmente algo de la guerra".

Las pequeñas esculturas metálicas hechas con balas incluyen mapas de África y Liberia, un barco de la paz, una palmera, una iglesia y una mujer que lleva su hijo colgado a la espalda. También moldea cruces de diseños y tamaños variados, y una escena de la Natividad al completo, con el niño Jesús en el pesebre.

Las cruces están hechas con casquillos de calibre 0,75, y los árboles con balas del 0,60. Las figuritas más pequeñas llevan piezas de AK-47.

La guerra civil de Liberia comenzó a finales de la década de 1980 y continuó hasta que se firmó un tratado de paz en 1995. Pero el acuerdo no duró mucho y la guerra continuó hasta 2003, cuando Charles Taylor dejó la presidencia del país.

La paz frágil se sostuvo durante el periodo de transición hasta las elecciones presidenciales de 2005, que ganó Ellen Johnson-Sirleaf.

Taylor está siendo juzgado ahora en La Haya por crímenes de guerra y atrocidades cometidas durante la contienda civil en el vecino Sierra Leona. Está acusado por financiar a los rebeldes de ese país.

Las fuerzas de pacificación de la ONU continúan siendo una presencia fuerte hoy en día en Liberia, con 15.000 soldados desplegados en un país que tiene 3,9 millones de habitantes.

Entre 200.000 y 250.000 personas murieron durante la guerra de Liberia, cuyos principales combates se libraron en torno a Monrovia. Tras la guerra, era muy fácil encontrar casquillos vacíos por las calles de la capital. Somah dice que la mayor parte se los llevaron los pandilleros.

"Quizás hicieron más balas. Pero yo los utilicé como un objeto para recordar la guerra", afirma.

Ahora ya es más difícil encontrar casquillos. Somah reconoce que eso es algo bueno para Liberia y sus esfuerzos por avanzar. Pero él necesita los restos de las balas para su trabajo, así que continúa saliendo a buscarlos. Los consigue a través de rebuscadores de basura y a menudo de gente que vive en el rural y que le envía los puñados de casquillos que encuentran.

En sus manos, las balas se convierten en pequeñas esculturas de metal, cuyos precios oscilan entre los 2 dólares por una pequeña figura y los 30 dólares de una escena de la Natividad. Somah dice que logra ganarse la vida con las ventas a los turistas y también con pedidos que envía a iglesias u organizaciones de caridad en EEUU y Europa.

Somah comenzó haciendo cruces con balas en 2003, cuando los miembros de una iglesia luterana, gestionada por expatriados alemanes, organizaron un taller para enseñar a los liberianos a hacer artesanías con los casquillos.

A partir de entonces empezaron a llegar cientos de pedidos de cruces desde Europa y EEUU, explica Somah. Pero con el tiempo los otros artesanos perdieron el interés o encontraron otros trabajos. Él, sin embargo, decidió expandir las posibilidades y comenzó a hacer otros diseños.

"Este es mi trabajo, es con lo que consigo sostener a mi familia y con lo que puedo construir mi casa", dice el artesano.

Somah utiliza un juego de viejas herramientas para aplastar primero los casquillos y después cortarlos en la forma que desea. Utilizando un viejo freno de tambor como base, Somah diseña el patrón con la ayuda de un lápiz; después, corta los bordes con una pequeña herramienta de mano y termina puliendo las piezas con una lija.

"La gente dice que soy muy creativo y que tengo paciencia, ya que me puede llevar una hora encajar una pieza", asegura.

Sus trabajos también han sido expuestos ante la presidenta y otras autoridades de Liberia.

"Algunas personas se ríen, pero no saben la importancia de estas cosas. No saben que estoy creando algo con una parte de nuestra historia", afirma.

Mostrar comentarios