Madrid, 17 ene.- El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha hecho hoy un llamamiento a practicar la cultura del encuentro, la acogida, la integración y la solidaridad, superando la "desconfianza" y el "rechazo" a los inmigrantes.
Osoro ha presentado en la parroquia jesuita San Francisco de Borja la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado que se celebrará mañana con el lema "Una Iglesia sin fronteras, madre de todos".
Durante el acto, se han proyectado dos vídeos de la Conferencia Episcopal Española y la Comisión Episcopal de Migraciones, uno sobre la jornada y otro sobra la labor de la Iglesia con los inmigrantes.
En su intervención, el arzobispo ha abogado por aumentar la colaboración de los Estados, las organizaciones de la sociedad civil y la Iglesia, dadas las dimensiones de los movimientos migratorios y los problemas sociales, económicos, culturales y religiosos que suscitan.
Entre 1990 y 2013, ha precisado, ha aumentado el número de emigrantes internacionales tanto en regiones desarrolladas del globo como en países en vías de desarrollo, así como la inmigración irregular y la trata de personas con fines de explotación sexual.
Ha destacado la necesidad de "humanizar" la situación de los inmigrantes para garantizar que todos los que tengan que abandonar su tierra natal no se sientan extranjeros en otros lugares, sino "hermanos".
Es el momento de intensificar los esfuerzos para crear condiciones de vida más humana en los países de origen y analizar las causas que motivan las migraciones con el objetivo de desarrollar mundialmente un orden económico y financiero más justo y más equitativo, ha subrayado Osoro.
La Iglesia tiene que abrir sus brazos para acoger a todos los pueblos "sin discriminaciones y sin límites", extendiendo por todo el mundo la cultura del encuentro, la acogida, la integración y la solidaridad, según la cual nadie puede ser considerado "inútil" o quedar "descartado", en palabras del arzobispo de Madrid.
En el acto, el secretario de la Comisión Episcopal de Migraciones, el jesuita José Luis Pinilla, ha expresado su deseo de que las políticas sociales migratorias ofrezcan "caminos alternativos a los centros de internamiento o las devoluciones sumarias".
Ha recordado la situación en la frontera entre España y Marruecos, donde algunos inmigrantes consiguen colarse, pero otros son cadáveres que el mar entrega a las orillas prohibidas o cuerpos sin nombre, que yacen bajo tierra en otro mundo distinto al que querían llegar.
Los obispos consideran a los inmigrantes como un acontecimiento que enriquece a la Iglesia y a la sociedad, ha subrayado Pinilla.
Además, ha recalcado que, ante "el envite horrible del terrorismo yihadista y de otros terrorismos", hay que redoblar esfuerzos para que "ni España, ni Europa, ni el mundo encuentren en la inmigración el gran chivo expiatorio para justificar sus propios fracasos". EFE
xh/mdo
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