El club de Julieta

  • Son empleados, guías turísticos, bailarinas, traductores y estudiantes y desde hace años contestan una por una las cartas de amor que llegan a la inmortal heroína shakespeareana desde todo el mundo.
El club de Julieta
El club de Julieta
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Todo empezó en los años 30 cuando Ettore Solimani, el entonces guardián de la Tumba de Julieta – ubicada en la ciudad de Verona, Italia –, empezó a contestar las cartas de amor que la gente iba dejando en este lugar donde William Shakespeare ambientó una de las escenas de amor más románticas de todos los tiempos. Sí porque allí donde descansa el cuerpo de Julieta, también se encuentra el famoso balcón bajo el cual Romeo le prometió amor eterno susurrándole mil veces buenas noches.

Por ser tan evocativo, este lugar se ha convertido a lo largo de los años en la Meca de tantos peregrinos del amor, que una vez llegados allí dejan recuerdos para Julieta, le hablan como no podrían hablarle a nadie, le cuentan sus amores, la mayoría de las veces sus desamores y le piden protección para un amor que acaba de nacer. O simplemente, con idénticas motivaciones, envían cartas desde cualquier lugar del mundo.

Está claro que todos estos sentimientos tan auténticos y estas peticiones de ayuda no podían quedarse sin una respuesta y por eso hace más o menos 25 años el alcalde de Verona pidió a Giulio Tamassia, el presidente de El Club de Julieta– que ya existía como grupo de amigos formado por artistas, periodistas, intelectuales que se reunían con fines culturales – de asumir este cargo. Actualmente El Club de Julieta está compuesto por un pequeño ejercito de 15 voluntarios entre empleados, guías turísticos, bailarinas, traductores, jubilados y estudiantes que cada año reciben y contestan una por una las 5000 cartas de amor dirigidas a Julieta y luego las archivan y las catalogan por año.

Una cifra vertiginosa que, como explica Elena Marchi, desde hace 7 años voluntaria del Club de Julieta, está destinada a aumentar con el estreno de "Cartas a Julieta", una película protagonizada por Gael García Bernal, Vanessa Redgrave y Amanda Seyfried que saldrá en las cinematográficas españolas en otoño, en la que se cuenta la historia de nuevos y jóvenes amores que tienen este lugar legendario de la ciudad de Verona como epicentro.

"Normalmente las cartas provienen de personas de todas las edades y de todos los países"–cuenta Elena Marchi– "la mayoría son mujeres, pero los hombres están aumentando. Suelen pedir consejo, rogar a Julieta que le traiga buena suerte en amor, como si fuera una santa, pero muchas veces las personas escriben incluso sólo para contar su propia historia – feliz, infeliz, terminada o recién empezada que sea – o confiarse con ella como no consiguen hacer con ninguna otra persona cercana. Muchos empiezan la carta escribiendo: 'Querida Julieta, eres la única que me puede entender…'".

Es raro cómo en la era de Messenger, Facebook, Internet, Twitter y de las demás redes sociales donde todos los sentimientos son objeto de transacciones virtuales rápidas que duran de la noche a la mañana y los amores se miden en píxeles y gigabytes, miles de personas cada año sientan todavía la necesidad de escribir una carta de amor y estén dispuestas a esperar hasta un mes –que es lo que suele tardar el Club de Julieta en contestar cada carta– para recibir una respuesta confiando mientras tanto en la protección o en el apoyo de Julieta.

De Julieta y no de Romeo que, pensándolo bien, también habría podido convertirse en un símbolo del amor eterno. Pero, como explica Elena, entre Romeo y Julieta, es Julieta el "carácter fuerte, es ella la que decide, actúa, ella la más valiente y pasional. En segundo lugar, en las cartas todos se dirigen a ella, incluso los hombres, porque la mujer siempre está más en contacto con el universo de los sentimientos, de las emociones, total con el corazón". No es una casualidad que de los quince voluntarios que forman parte del Club de Julieta, trece sean mujeres.

Cartas de amor, que parecen todas iguales porque hablan del mismo tema pero que no pueden serlo por el simple hecho de que si cada persona es diferente, más aún lo es una historia de amor. A veces, como cuenta Elena, las que escriben (y las que más le conmueven) son parejas que después de toda la vida juntos siguen felices e igual de enamorados y simplemente quieren decírselo a todo el mundo. Con un medio un poco anticuado, quizás, pero por eso mucho más duradero.

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