El ejercicio físico protege contra el alzheimer


El ejercicio físico voluntario tiene un efecto protector y terapéutico contra el alzheimer, ya que mejora las funciones sinápticas neuronales, el aprendizaje, la memoria, la función sensoriomotora y la ansiedad, según las conclusiones de un estudio en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Durante la investigación, que saldrá publicada en el próximo número de la revista "Journal of Alzheimers's Disease", los científicos usaron varios grupos de ratones transgénicos, con una patología similar a la enfermedad de alzheimer.
Según el CSIC, los datos obtenidos no son fácilmente extrapolables a la especie humana, pero sugieren que el ejercicio físico (y, probablemente, el intelectual) pueden ser beneficiosos a medio plazo para retrasar determinados síntomas característicos de esta enfermedad y de los que acompañan al envejecimiento.
Los científicos separaron a los animales por grupos según el avance de la patología, y cada conjunto tuvo acceso a la rueda giratoria durante un tiempo diferente y en estadios de la enfermedad diferentes.
"Observamos los mejores resultados en los ratones de siete meses, que ya estaban en una fase moderada de la enfermedad y que habían realizado ejercicio durante más tiempo, de forma continuada desde un mes de edad", explica Coral Sanfeliu, investigadora del CSIC en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona y líder del estudio.
Los ratones enfermos que no hicieron ejercicio presentaron síntomas psicológicos de demencia y pérdida cognitiva, alteraciones en algunos mecanismos que influyen en los recuerdos y el aprendizaje, así como peor función sensoriomotora.
Por el contrario, los que sí lo habían realizado obtuvieron mejores resultados en todas las pruebas psicomotrices, en las de memoria y aprendizaje; menor ansiedad ante situaciones estresantes y mejor control de la respuesta ante sobresaltos.
El equipo de investigación analizó también el tejido de la corteza cerebral y del hipocampo afectadas por la enfermedad, y observó que algunos indicadores fisiológicos relevantes, como el estrés oxidativo en el cerebro, obtuvieron mejores resultados en los animales que realizaron ejercicio.
MÁS MEMORIA
Gracias a las pruebas electrofisiológicas se constató también que el ejercicio protege la comunicación sináptica entre las neuronas.
"Los resultados obtenidos sugieren que el ejercicio físico tiene un efecto beneficioso sobre la actividad de la corteza cerebral, lo que se traduce en una mayor memoria a largo plazo y en una mayor capacidad de aprendizaje complejo", explica José María Delgado, de la Universidad de Pablo de Olavide de Sevilla y participante en este estudio.
En la investigación han participado científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (CSIC), de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla y de la Universidad de California.

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