El Gobierno de Merkel no quiere obligar a los extranjeros a hablar alemán en casa

    • El Gobierno alemán se distanció hoy de la polémica propuesta de la conservadora Unión Socialcristiana (CSU), partido hermanado con los cristianodemócratas de la canciller.
La CDU de Merkel, ante un congreso de fidelidad casi absoluta a su líder
La CDU de Merkel, ante un congreso de fidelidad casi absoluta a su líder

El Gobierno alemán se distanció hoy de la polémica propuesta de la conservadora Unión Socialcristiana (CSU), partido hermanado con los cristianodemócratas de la canciller, Angela Merkel, de obligar a los extranjeros a hablar alemán también en casa.

Dominar el alemán es "clave para la integración y el éxito en el trabajo", reconoció en una comparecencia rutinaria ante la prensa el portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert, pero la idea de la CSU, recalcó, "ni aparece en el acuerdo de coalición ni forma parte de la gestión del Gobierno".

Recordó además que el Gobierno no debate las propuestas de las asambleas de un partido, en referencia al congreso anual que la CSU celebrará el próximo fin de semana en la ciudad bávara de Núremberg y donde debatirá sus iniciativas para impulsar la integración de los inmigrantes.

Ante el aluvión de críticas recibidas, los propios socialcristianos bávaros, socios de la coalición de Gobierno, reconocieron hoy la necesidad de reformular su propuesta, a pesar de considerarla correcta en su esencia.

"Cada uno debe poder hablar en casa como le parezca", declaró el vicepresidente de la CSU, Peter Gauweiler, quien admitió que la controvertida frase de la ponencia que debatirán en su congreso debe ser reformulada.

"Quien quiera vivir aquí de forma permanente debe hablar alemán tanto en los espacios públicos como en su domicilio", reza la propuesta.

La presidenta del grupo parlamentario de la CSU, Gerda Hasselfeldt, también opinó que es necesario "pensar todavía un poco" sobre esa idea, aunque la base sea correcta.

"Es indiscutible que la lengua es lo más importante para la integración", afirmó Hasselfeldt, quien no ve la propuesta de hablar alemán como una obligación para los extranjeros, sino como una "motivación" y un "estímulo".

Según explicó, con esta idea se pretende más bien abrir un debate público, aunque "no todo lo deseable debe derivar en una ley con exigencias y controles".

Con claras divisiones en el seno del partido, la mayoría de los dirigentes que hoy tomaron la palabra ante los medios se centraron en subrayar que el idioma es la clave para la integración.

Por su parte, el presidente del Partido Socialdemócrata, el ministro de Economía, Sigmar Gabriel, se sumó a las críticas expresadas ya por compañeros de su formación, socio también en la gran coalición, y consideró que la propuesta es un ejemplo "extremo de confusión política a la que no llegaría un socialdemócrata".

La responsable de Asuntos de Integración del Gobierno alemán, la socialdemócrata Aydan Özoguz, calificó la propuesta de "peligrosa" y "muy retrógrada".

"Los padres deben poder hablar con sus hijos la lengua que mejor dominen. Deben poder fomentar las competencias lingüísticas de sus hijos. De esa manera también aprenderán mejor el alemán", dijo en el programa matutino de la cadena pública ZDF.

Para la comunidad turca en Alemania, la propuesta, con la que la CSU hace un "flaco favor a la democracia", es "absurda" y "inhumana" y fomenta el rechazo hacia los inmigrantes.

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