"El médico de mi hijo": cuando el pediatra está en Facebook

  • Los usos de la red social Facebook, más allá de compartir fotos o felicitar cumpleaños, son inescrutables: así lo demuestra "El médico de mi hijo", un grupo de pediatría que orienta las 24 horas y 365 días al año a padres dudosos o preocupados por la salud de sus hijos.

Madrid, 21 abr.- Los usos de la red social Facebook, más allá de compartir fotos o felicitar cumpleaños, son inescrutables: así lo demuestra "El médico de mi hijo", un grupo de pediatría que orienta las 24 horas y 365 días al año a padres dudosos o preocupados por la salud de sus hijos.

El pediatra Jesús Martínez, que atiende por las tardes en la sanidad pública a los niños de Paracuellos del Jarama (Madrid), es el promotor de esta iniciativa que nació como un blog.

Su objetivo era informar a los padres para evitar visitas innecesarias a la consulta y con esa intención puso en marcha un grupo homónimo en Facebook.

"Si esa información en algún momento te hacía dejar de consultar porque te permitía saber de qué va un proceso y lo que te van a decir, sería una forma de empoderar a mis pacientes", ha explicado en una entrevista con EFEfuturo, la plataforma científica y tecnológica de la Agencia EFE.

El grupo de Facebook surgió como un apoyo a la consulta presencial, pero hoy, con más de 5.100 miembros, ha trascendido al centro de salud de Paracuellos del Jarama y se ha convertido en una herramienta que educa a los padres en salud, que huye de la medicalización de la infancia y que revisa el "siempre se ha hecho así" existente -no sólo- en la pediatría.

Una docena de pediatras aconsejan -a veces con opiniones divergentes-, por amor al arte, a padres preocupados o perdidos con la salud de sus hijos, o bien poco convencidos con el juicio de su médico habitual.

"Puedes ser lo que seas, pero cuando tienes un crío y te entran los miedos estamos todos en el mismo rasero. Todos pasamos por lo mismo", ha afirmado.

Pero en el grupo también hay fisioterapeutas, maestros, enfermeros, psicólogos, asesoras de lactancia y padres experimentados que ya saben resolver sencillas dudas -la mayor parte de las entradas son relativas a procesos sin gravedad- de los más novatos.

"¿Qué sabe el pediatra de cómo se tiene que hacer el puré de verduras? (...) Consulta con la abuela, con tu madre, con la vecina. Hemos perdido la tribu, falta el enlace familiar. ¿Y quién me lo va a decir? El superexperto. Los pediatras hemos ido acaparando poder porque nos ha interesado profesionalmente o por hacernos imprescindibles", ha criticado Martínez.

El pediatra ha resaltado que Facebook les ha permitido superar barreras que les separaban de las familias, como la mesa del despacho, la bata, el lenguaje abigarrado o el tipo de letra "que no hay quien entienda".

"Son protecciones inconscientes que utilizamos los médicos que hay que ir eliminando día a día. Los pacientes están ahí, tienen las mismas preocupaciones que tú y y al fin y al cabo tienes que ser mucho más cercano y accesible. Es la manera en la que tienes que ayudar a tu población y a tu gente", ha sostenido.

Un miembro de "El médico de mi hijo" descubrirá al poco de entrar, por ejemplo, que no hay que medicar a un niño sólo porque tenga mocos o que los padres ponen la calidad de la comida y los pequeños establecen la cantidad que ingieren.

El sueño infantil, la fiebre, la lactancia o la comida son las preocupaciones más recurrentes en este grupo, en el que no sólo se habla de salud, también de educación y de distintos enfoques de la crianza.

"Hay que desmedicalizar la infancia, es fundamental. (...) Todo se intenta solucionar ya mismo y además con algo, hay que comprarle algo. Parece ser que la felicidad o la salud hay que comprarlas. Entonces ya de bebés les empezamos a dar unas gotas para no sé qué, un jarabe para no sé cuántos. Todo tiene que tener una solución material y física", ha asegurado el pediatra.

Al final, Martínez reconoce que las redes sociales le han ayudado no sólo a enriquecerse gracias a los conocimientos de sus colegas, sino a acercarse a las familias, a empatizar con las madres y a ser menos gruñón en consulta.

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