El OIEA no espera importantes aumentos de las fugas radiactivas

  • Viena.- La hoja de ruta anunciada por la empresa propietaria de la dañada central nuclear nipona de Fukushima tendría que servir para evitar nuevas fugas radiactivas de importancia, por lo que la cantidad final de contaminación liberada no será mucho mayor de la ya producida.

El OIEA no espera importantes aumentos de las fugas radiactivas
El OIEA no espera importantes aumentos de las fugas radiactivas

Viena.- La hoja de ruta anunciada por la empresa propietaria de la dañada central nuclear nipona de Fukushima tendría que servir para evitar nuevas fugas radiactivas de importancia, por lo que la cantidad final de contaminación liberada no será mucho mayor de la ya producida.

Esa fue la valoración que hizo hoy en Viena Denis Flory, subdirector de Seguridad Nuclear del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

"Hubo una fuerte irrupción de radiactividad al principio. Ahora aún se produce a niveles más bajos e irá decreciendo posteriormente", explicó el experto francés.

Flory confió en que si se cumplen todas las medidas anunciadas por el operador de la planta, la empresa Tepco, se observen sólo pequeños aumentos de radiación respecto a los registrados hasta ahora.

"La conjetura es que, si todo va como está previsto, la cantidad de fugas (radiactivas) nuevas irá bajando y bajando y que la cantidad final no será muy diferente de la que es hoy", calculó.

La semana pasada, el propio Flory indicó que la radiactividad liberada por Fukushima hasta aquel momento representaba un 7 por ciento de la que produjo en 1986 el accidente de Chernóbil (Ucrania, URSS).

Los planes de Tepco hablan de un periodo de tres meses para devolver la refrigeración estable a los reactores dañados, y de entre seis y nueve meses para apagar su combustible nuclear.

Sobre si este calendario es realista, el alto funcionario del organismo atómico de la ONU indicó que "los hechos demostrarán" si Tepco puede mantener ese ritmo de trabajo. En cualquier caso, consideró muy "positivo" que la empresa se haya marcado esos objetivos.

Para lograr una parada fría de los reactores 1, 2 y 3, los más dañados, la temperatura debe bajar hasta los 95 grados centígrados, por debajo del punto de ebullición que puede provocar la fusión en los núcleos de combustible.

En ese sentido, Flory explicó que se sigue bombeando agua dulce en las tres unidades, en las que la temperatura en las vasijas de contención oscila entre los 117 y los 180 grados.

Por eso, el responsable del OIEA insistió en que el proceso de enfriamiento de los reactores durará aún meses.

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