Emigrante de los 60 a Alemania: "Nosotros vinimos con mejores condiciones"

  • La llegada de jóvenes españoles a Alemania en busca de trabajo ha despertado una riada de recuerdos y sentimientos entre los miles de emigrantes que en los años 60 hicieron ese mismo trayecto... y por las mismas razones.

Juan Palop

Berlín, 22 feb.- La llegada de jóvenes españoles a Alemania en busca de trabajo ha despertado una riada de recuerdos y sentimientos entre los miles de emigrantes que en los años 60 hicieron ese mismo trayecto... y por las mismas razones.

Teodoro Calvo, de 69 años, llegó a Hannover (norte de Alemania) procedente de "una familia humilde" de Burgohondo, una localidad de poco más de mil habitantes de Ávila, cuando apenas tenía 24, "sin certificado de estudios" ni conocimientos de alemán, pero con un contrato para trabajar en una planta agroalimentaria.

"Me lo tomé como una aventura", comenta a Efe Calvo, que recuerda cómo se inscribió, sin dar ningún tipo de preferencia, en "la lista" de una oficina pública de su pueblo, y cómo poco después le llamaron para comunicarle que su destino sería la compañía alemana Iglo.

"Yo no tenía ninguna formación, soy una persona del campo. Había ido a la escuela para aprender a leer y escribir", explica este emigrante que reconoce que su primer puesto no requería ni especialización ni idioma; sólo "había que coger cajas de unas bandas, unos días de pescado y otros de verduras".

"A donde vine, el 80 o 90% de la plantilla eran españoles", asegura Calvo, que añade que en la fábrica había tres intérpretes para trasladar a los empleados españoles las órdenes de la dirección alemana.

Tras un primer año en esta planta, Calvo entró en la factoría del constructor de vehículos Volkswagen en Hannover y allí desarrolló una trayectoria laboral de casi tres décadas, hasta que su jubiló de forma anticipada por enfermedad.

Pese a la situación en la que comenzó, este avilés considera que los emigrantes de los años 60 tenían unas condiciones laborales sensiblemente mejores a las que logran los integrantes de la segunda oleada de españoles en Alemania, lo que comenzaron a llegar en 2009 con la crisis.

"Nosotros vinimos con mejores condiciones", afirma convencido este jubilado que colabora con varias asociaciones y en ocasiones ha ayudado a jóvenes españoles recién llegado a Hannover en busca de empleo.

"La mayoría vienen ahora con una mano delante y otra detrás. Vienen mal: sin casa y sin trabajo", señala, para apuntar de seguido que la mayoría de su generación, pese a no tener estudios ni idioma, llegó a Alemania con un contrato que incluía alojamiento, aunque en ocasiones fuera precario, muchas veces junto a las propias empresas.

Adolfo Fernández, un perito industrial de Zamora que acabó en Hamburgo (norte) en 1969, trabajó en los astilleros junto a hasta "otros 250 españoles", rememora en declaraciones a Efe.

"Entonces nosotros no teníamos formación, pero en Alemania había trabajos. Si no te cogían aquí, te empleaban en la siguiente fábrica", recuerda Fernández, que destaca las ventajas del "pleno empleo" del que disfrutaba entonces el país.

Muchas empresas, apunta, tan sólo requerían a sus trabajadores "un certificado de buena conducta", que debía expedir su país de origen.

"La situación antes era muy distinta. Disfrutábamos de una seguridad jurídica y de sueldo que ahora no hay. No intuíamos la suerte que teníamos", asegura.

"Entonces, si te veían extranjero por la calle, te preguntaban si tenías empleo. Y si les decías que sí, entonces te decían que cuánto cobrabas y te ofrecían trabajo por un poco más. Las empresas se robaban los trabajadores las unas a las otras", relata.

"Ahora no hay trabajo", al menos no como antes, y las condiciones de los puestos "son precarias", asegura, para pasar a hablar del crecimiento de los contratos de prácticas no remunerados y de los "mini-jobs" en Alemania.

"La experiencia fue buena, tanto para Alemania como para nosotros", resume este emigrante zamorano.

Calvo y Fernández, al igual que la mayoría de los miles de españoles que emigraron a la mayor economía europea en los años 60 y no regresaron a su país, se sienten integrados y satisfechos de haber convertido Alemania su lugar de residencia.

"La verdad es que nos quedamos bastantes", según Fernández.

Calvo, por su parte, reconoce que "no es oro todo lo que reluce en Alemania", pero cree que "lo positivo es más que lo negativo" y tiene claro dónde desea vivir.

"Allí en España estoy a gusto, pero aquí también hemos echado raíces", afirma.

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