En Erbil, los iraquíes compran un billete de ida a Europa

  • Decenas de kurdos emprenden cada día el camino a Europa desde Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, dejando atrás un país "sin futuro".

"Vendemos muchos billetes de ida últimamente. Muchos más que antes. La gente está desesperada", dice Emre Chawkat, que dirige una empresa de autobuses en Erbil, en el norte de Irak.

Ihab al Ajili es uno de los que se van. Procedente de Bagdad, este joven de 25 años espera ante la agencia de Chawkat. "Este país no nos reserva nada bueno. Prefiero encontrar cualquier trabajo en Europa que seguir aquí", explica.

Los iraquíes se convirtieron en la quinta mayor población que buscaba asilo en la Unión Europea en el primer trimestre de 2015, un 200% que hace un año, según estadísticas de la UE. Los países de su preferencia son Alemania y Escandinavia.

Muchos forman parte de las decenas de miles de iraquíes que han tenido que abandonar sus hogares hace un año, a raíz de la fulgurante ofensiva de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en el norte y oeste de Bagdad.

Esta expansión se ha contenido desde entonces pero muchos habitantes no han podido volver a sus casas, ya que el EI sigue controlando enormes territorios, sobre todo Mosul, la segunda ciudad del país.

Los candidatos al exilio proceden también de regiones controladas por el gobierno, lastradas por el desempleo, frecuentes cortes de electricidad, falta de servicios en un contexto de corrupción generalizada.

Abdel Jalil Ahmed, un agente de viajes que ha abierto oficina en Erbil, dice de uno de los jóvenes que se acaba de subir al bus para emigrar que tiene un "diploma de derecho". "Es gente formada y no volverán", lamenta.

Chawkat también dice con amargura: "Comprendo a la gente que se va. Mire a mi empleado, trabaja por 300 dólares al mes. Es lo que puede esperar aquí. Quizá un día le meta yo mismo en el bus. Y yo, si no tuviera mujer e hijos, haría lo mismo".

Para emigrar, los jóvenes iraquíes tienen donde elegir: las redes sociales ofrecen montones de webs que ofrecen "viajes todo incluido", con el precio de los traficantes, el número de teléfono y los comentarios de clientes que lograron su objetivo.

En general, pagan unos 5.000 dólares con la esperanza de llegar a Europa occidental.

Deria Saddiq no dudó un momento en pagar 24.000 dólares por su visado y el de su esposa y 7.000 dólares por el de cada uno de sus tres hijos.

Con unos ingresos mensuales de 3.000 dólares, una casa espaciosa con lujosos muebles en las afueras de Erbil, este kurdo de 32 años no tiene el perfil que se espera de los candidatos a la emigración.

"Trabajo desde los diez años para construir mi vida y esta casa. Pero ahora estoy dispuesto a abandonarlo todo para ir a alguno de estos países (...) En cualquier sitio desde el momento en que esté feliz, seguro y que se respeten mis derechos", dice. "Quiero que mis hijos tengan una vida buena, lejos de lo que ocurre aquí".

Aunque Kurdistán ha sido considerado durante mucho tiempo como un paraíso de paz próspero en un Irak inestable, los habitantes forman parte ahora de las masas de candidatos a la migración. "Nunca será un paraíso y esto va ir de mal en peor porque los kurdos no están unidos", dice Saddiq, que no descarta el riesgo de una "guerra civil".

Desde el sofá de su casa mira las imágenes que difunde la principal cadena de televisión kurda de kurdos sirios que llegan a la isla griega de Kos, tras atravesar el Mediterráneo en lanchas.

Aunque hayan visto imágenes de naufragios, pocos candidatos parecen conscientes en Erbil de lo que les espera.

"Vamos a Turquía, a Esmirna. Hay traficantes allí, nos ponen en barcos y lanchas neumáticas en dirección de Grecia", resume Hussein al Chammari, un amigo de Ihab.

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