Érase una vez un cuento...

  • Érase una vez "un cuento" que según los líderes sindicales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, les contó el Gobierno a los ciudadanos, que ni fueron felices ni comieron perdices, una vez que el PP llegó a la Moncloa.

Almudena Domenech y Belén Escudero

Madrid, 29 abr.- Érase una vez "un cuento" que según los líderes sindicales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, les contó el Gobierno a los ciudadanos, que ni fueron felices ni comieron perdices, una vez que el PP llegó a la Moncloa.

Decía Méndez, en la manifestación celebrada hoy en Madrid en protesta por los "recortes" en Sanidad y Educación, que "el señor de Guindos -ministro de Economía- cuenta cuentos porque no les van a salir las cuentas".

Un mensaje que han podido escuchar los miles de manifestantes que han salido a las calles del centro de Madrid para recordarle al Ejecutivo que "Con la Sanidad y la Educación no se juega".

Este es el lema que han suscrito el medio centenar de asociaciones que conforman la Plataforma Social en Defensa del Estado de Bienestar y los Servicios Públicos, convocante de las 55 manifestaciones que se han celebrado en otras tantas ciudades españolas.

La lluvia no ha amedrentado a los ciudadanos que han resistido con sus paraguas y pancartas, mientras que los dirigentes sindicales la defendían como "buena compañera" de la protesta, dados estos tiempos de "sequía" medioambiental y de recursos económicos.

También los portavoces de PSOE e IU, Oscar López y Cayo Lara, han hecho hincapié en lo que califican de "mentiras", "engaños", "robos" y "estafas" que el Ejecutivo de Mariano Rajoy está llevando a cabo y que se contradicen con todo lo que anunció en campaña electoral sobre su voluntad de no tocar los servicios sociales básicos.

A saber, el copago de los medicamentos, la revisión de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, el aumento de las tasas universitarias y la reducción de las becas, junto con una posible subida del IVA y una reducción de las cotizaciones sociales.

Algunos estaban más enfadados que otros por alusiones directas a su partido, como el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, quien ha criticado las "duras e intolerables" palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, por decir que a los socialistas les debería dar vergüenza salir de casa por haber dejado así el país.

"Quien no puede mirar a los ojos de los españoles es el PP, porque les ha estafado y engañado", ha aseverado López, para argumentar que los miembros del Partido Socialista "por supuesto que salen de casa y están en la calle, a mucha honra".

Precisamente en la calle hoy han estado, según los organizadores, 40.000 personas, mientras que fuentes policiales las han cifrado en 9.000, con lo que una vez más tampoco salen las cuentas del número de manifestantes y no sé sabe "quién cuenta cuentos".

Fueran los que fueran lo importante es que "la sociedad tiene derecho a la autodefensa porque es mentira que no haya otra salida a la crisis", según Toxo, quien ha anunciado que piensan seguir con las movilizaciones "mientras tengan la compañía de la gente", que, en su opinión, contrasta con "la soledad de la Moncloa".

Las banderas republicanas, las rojas de los sindicatos y la humareda púrpura que ha levantado la pólvora encendida por los manifestantes han decorado un trayecto, donde las pitadas y el sonido de trompetillas han sido constantes.

Sin embargo, pocas proclamas se han escuchado del nutrido grupo de sindicalistas mayoritario en la protesta, salvo algunos intentos apenas coreados como "crónicos, alerta, llega el pago de recetas" y "nunca jamás vamos a enfermar", en alusión al copago de los medicamentos en función de la renta que ha impuesto el Gobierno.

Los que sí se han visto bien han sido unos "robobuses" gigantes que llevaban algunos de los ciudadanos, idénticos a los tickets para viajar en metro y autobús, que el 1 de mayo costarán doce euros.

Ese día, el del trabajo, los sindicatos han vuelto a citar a la sociedad para protestar contra la reforma laboral y la situación de los más de cinco millones de parados que hay en este país.

Pero las plataformas sindicales temen que les cuenten "más cuentos" y, por ello, han advertido de que posiblemente esta no será la última manifestación hasta que colorín colorado, el cuento se haya acabado.

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