Detenida una cobradora

Cómo evitar la estafa más inhumana que te deja sin ahorros: el secuestro virtual

Secuestro virtual
Secuestro virtual

Es por la mañana. Suena el teléfono. Nos llaman y la pantalla refleja un número con prefijo extranjero u oculto. Descolgamos. Alguien en tono agresivo y con palabras amenazantes asegura que ha secuestrado a uno de nuestros familiares y para lograr su libertad tenemos que hacer un pago inmediato. Sin tiempo para reaccionar y sin dejarnos colgar el teléfono, nos van dando las instrucciones para proceder al pago. Acudir al cajero a por el dinero y después hacer un giro postal o hacer una transferencia rápida desde casa son los pasos que nos indican, al tiempo que apremian a cambio de no hacer daño a nuestro familiar. Llegamos a escuchar los gritos de auxilio de la 'víctima'. Muchos ciudadanos, sorprendidos y atemorizados, acaban haciéndoles caso sin ser conscientes que las víctimas son ellos, víctimas de una estafa que en esta época del año suele tener un repunte: el secuestro virtual.

El principal objetivo de una llamada así es bloquear a la víctima. Y en muchos ocasiones lo logran. Este tipo de estafa llegó a España hace cinco años. En este periodo de tiempo la Policía Nacional contabiliza hasta 1.474 denuncias. Cada vez hay menos y en 2019 la sección de Secuestros y Extorsiones trató un total de 130 secuestros virtuales -con 107 denuncias-. Ayer se conocía como los agentes esclarecían cinco secuestros virtuales tras reincidentes denuncias en Madrid y Sevilla. Con la colaboración de la policía de Chile fue detenida una mujer cuando se disponía a cobrar 600 euros procedentes del pago realizado por una víctima desde Alcorcón en Madrid.

La rápida actuación de los agentes permitió indicarle que se trataba de una estafa y gracias a los mecanismos de coordinación internacional, comunicar los hechos a la policía chilena quienes arrestaron a la cobradora en el interior de la empresa concesionaria del envío de dinero. Allí los agentes localizaron a una mujer pendiente del móvil atendiendo llamadas y escribiendo mensajes constantemente. 

En esta época del año muchas de las llamadas fraudulentas que se reciben provienen de centros penitenciarios chilenos. Allí los presos marcan números al azar y son las propias víctimas las que facilitan datos personales, presas del miedo. En muchas ocasiones indican que van a poner al teléfono a la persona secuestrada y alguien simula pedir socorro. Presa del pánico, una madre o un padre al otro lado del teléfono se cree que se trata de su hija o hijo y lo primero que suelen hacer es llamarle por su nombre para a continuación preguntarle si está bien. Ahí el falso secuestrador ya tiene un dato que antes podía desconocer.

 
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En el último caso, los familiares de Alcorcón llegaron a proceder al pago a través de una concesionaria de envío de dinero. Una de las características de estas llamadas es que intentan que la víctima no cuelgue, por lo que utilizan muchas tretas para ir alargando la conversación. Si en una ocasión han puesto a la supuesta persona secuestrada en línea, en otro momento pueden simular gritos, lloros... Lo único que buscan es que no se pueda avisar a la Policía y obtener el dinero cuanto antes. En bloqueo emocional son muy pocos los que se paran a pensar que con una llamada a la persona que supuestamente está secuestrada se puede salir de la duda o que avisando a la policía el final puede ser feliz para todos. 

Desde la Policía quieren insistir en que los protocolos están preparados para reaccionar en cuanto se denuncie el intento de secuestro si ya hemos efectuado el pago -hay veces que se logra recuperar el dinero entregado-. Pero si no se ha llegado al punto de pagar lo primero que recomiendan los agentes es desconfiar siempre si alguien de repente llama por teléfono para asegurar que un familiar está secuestrado. "Incluso si se pone otra persona o se escuchan voces de fondo", recalcan. 

No obstante, entienden que es difícil porque las llamadas son aleatorias pero los delincuentes saben como llevar a la víctima al extremo los agentes piden que se mantenga la calma ante la presión ejercida por el falso secuestrador, que usará violencia verbal de cualquier tipo para conseguir su objetivo. Hay que intentar comprobar la información que están aportando sin realizar ningún pago. En cuanto se envía el dinero se corta la llamada y todo desaparece.

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